Algunos de los féretros, que se conservan en muy buen estado, datan de la era ptolemaica, lo que entierra la asunción de que el lugar albergaba solo ataúdes del período tardío
Las entrañas subterráneas de la legendaria necrópolis faraónica de Saqqara, que descansa cerca del Nilo a una treintena de kilómetros al sur de El Cairo, siguen revelándose como una fuente inagotable de tesoros arqueológicos y de alegrías para los egipcios. En el último destacado hallazgo realizado en el lugar, a la sombra de la pirámide escalonada de Zoser, la más antigua de la historia, se han desenterrado más de 100 sarcófagos antropomorfos y ataúdes intactos, lo que representa el mayor descubrimiento anunciado este 2020.
“Hoy contamos con un gran descubrimiento: más de 100 ataúdes de color y sellados del período tardío de Egipto y de la era ptolemaica procedentes de un área de Saqqara llamada Bubasteion”, declaró Khaled El Enany, ministro de Turismo y Antigüedades del país, durante una abarrotada rueda de prensa celebrada con gran pompa cerca de la zona de los hallazgos. “Todas las momias se encuentran en un perfecto estado de preservación”, aseguró.
El conjunto de ataúdes se ha hallado en el interior de tres pozos localizados recientemente cerca de los que dieron cobijo durante milenios a los 59 sarcófagos de la dinastía XXVI que se dieron a conocer al público en octubre en el primer gran anuncio del año. “Encontramos unos nueve metros de escombros [en la misma zona] y, tras quitarlos, tuvimos la suerte de dar con otros tres pozos de unos 12 metros de profundidad en los que descansaban los sarcófagos», explicó con el ímpetu que le caracteriza Mostafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. “No se trata de los que anunciamos en octubre”, matizó, sino que se dio con “otro pozo repleto de féretros bien pintados y bien decorados”.
“Mi primer mayor sorpresa de este descubrimiento es el número de ataúdes, ya que estamos hablando de más de cien, la segunda es la condición de estos ataúdes, y la tercera es lo importante que son los ataúdes y sus dueños”, señaló Waziri. El egiptólogo dijo, además, que el detalle más importante del hallazgo es que no todos los ataúdes datan del período tardío de Egipto, como se creía que era inicialmente el caso en Bubasteion: “Hoy demostramos que esto es ptolemaico temprano, lo que significa que las dinastías XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX y XXX, y también el principio del período ptolemaico [se encuentran aquí]”. “Esto supone que [el cementerio de] Bubasteion no se detuvo en el período tardío, sino que continuó. Así que probablemente podamos encontrar algo más, quizás griego, quizás romano”, especuló Waziri.
Momias de personas de clase alta
Durante el anuncio del hallazgo, al que asistieron miembros de algunas misiones diplomáticas en Egipto, las autoridades exhibieron una treintena de los sarcófagos y ataúdes hallados, que guardan en su interior a momias de personas de clase más alta que los expuestos en octubre. “El nivel de vida [se corresponde al de] gente de una posición elevada, y es por eso que las condiciones de los féretros no es como la de los anunciados en octubre. Si en la otra estábamos hablando, por ejemplo, de un sacerdote, este sería un sacerdote mayor, y si en aquella se trataba de un inspector, aquí sería un inspector jefe”, aseguró Waziri.
Además, un equipo de seis egiptólogos recreó por primera vez en directo un examen con rayos X a una de las momias trasladadas hasta el lugar. “La radiografía nos permite conocer la historia entera de esta momia”, aseguró un miembro del equipo, que al final de la simulación de la prueba apuntó que aquella en concreto se correspondía a alguien de entre 40 y 45 años, y en cualquier caso mayor de 30 y menor de 57, según se puede determinar a partir de los dientes y del cráneo. “La pelvis es propia de un hombre y las medidas del fémur y de los huesos nos conducen a estimar la altura del individuo mientras vivía entre los 160 y 164 centímetros”, detalló, observando que “todos los órganos internos fueron retirados excepto el corazón”.
Junto con el conjunto de ataúdes, la misión, que estaba formada íntegramente por miembros egipcios, también descubrió en el mismo emplazamiento más de 40 objetos, entre ellos máscaras funerarias, algunas bañadas en oro, estatuas de madera y tarros canópicos.
Tras pasar milenios escondidos bajo las arenas de Saqqara, El Enany avanzó que la colección de sarcófagos, ataúdes y el resto de hallazgos se van a repartir entre el nuevo Grab Museo Egipcio, que está previsto que se inaugure el año que viene, el icónico Museo Egipcio de la plaza Tahrir, el Museo Nacional de la Civilización Egipcia y un museo en la Nueva Capital Administrativa que debería inaugurarse en las próximas semanas.
Durante los últimos años, misiones arqueológicas egipcias han anunciado numerosos descubrimientos de envergadura procedentes de los fondos de Saqqara, que servía de necrópolis a la antigua capital egipcia, Memphis, y que actualmente se ha convertido en uno de los principales focos de atención de los egiptólogos.
“Este se suponía que iba a ser el último descubrimiento de 2020, pero el pasado jueves recibí una llamada del [famoso egiptólogo Zahi] Hawass, que me dijo: ‘Me sabe muy mal, pero este no va a ser el último de 2020 porque acabo de hacer un nuevo descubrimiento hoy en Saqqara”, anticipó El Enany, quien también está haciendo titánicos esfuerzos por mantener a flote el vital sector turístico del país, severamente golpeado por la pandemia. “Así que quizás antes de finales de año o a principios de 2021 volvemos a anunciar otro descubrimiento”, remachó.