Por Pascal Beltrán del Río
Militares en las calles: señales de crisis
Ayer le comenté que llevar al extremo la participación de los militares en tareas de seguridad pública, como ha sucedido durante este gobierno, no ha aportado beneficios a la sociedad –pues los niveles de violencia sólo registran por momentos disminuciones poco significantes–, mientras que para las Fuerzas Armadas ha representado un impacto en su prestigio, así como sobrecarga de trabajo y riesgos adicionales para soldados y marinos. Se ha dicho con insistencia, no sólo en este sexenio, sino en los tres anteriores, que la colaboración castrense en este tema es inevitable, pues las policías municipales y estatales, sobre las que debería recaer primordialmente la atención del problema, están disminuidas, así como mal equipadas y mal entrenadas, y son propensas a ser corrompidas por los criminales.
Aceptando como correcta la anterior aseveración, la solución tendría que haber sido atender el estado de las corporaciones de seguridad civiles, no perpetuar su sustitución por los militares. Y es que eso es lo que sucederá con la reforma, publicada en noviembre pasado, que pospuso hasta 2028 la participación de soldados y marinos en estos menesteres, igual que con aquella que hace seis meses encuadró a la Guardia Nacional en la Sedena. ¿Qué cree usted que pasará en 2028? Evidentemente, se pateará de nuevo el bote, pues no se han tomado medidas para comenzar a construir las policías civiles que requiere el país. Y como los gobiernos estatales están cómodos con el hecho de que quien se ocupe del problema sea la Federación –es decir, el Ejército y la Armada–, no hay incentivos para cambiar. Se dijo que con la primera de las dos reformas mencionadas arriba se avanzaría en dejar de depender de la ayuda militar, pero ayer en estas páginas nuestra compañera Leticia Robles de la Rosa relató que hace casi dos meses el Senado debió haber nombrado a sus representantes en la comisión bicamaral que vigilará la participación castrense en tareas de seguridad pública y no lo ha hecho.
La integración de dicha comisión fue un compromiso entre Morena y el PRI para lograr el voto de este último partido en la reforma. Si el Congreso no se interesa en ser escrupuloso en el escrutinio, ¿usted cree que le importará prorrogar para siempre este estado de cosas? Por otro lado, en los seis meses que lleva la Guardia Nacional adscrita por ley a la Secretaría de la Defensa Nacional, el número de homicidios dolosos en el país sólo se ha reducido 3% respecto del semestre anterior e incluso ha aumentado 0.9% en relación con el mismo periodo de un año atrás, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Al forzar la máquina militar para contener la violencia en las calles, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado lugar a dos situaciones: En un primer momento, obligó a soldados y marinos a no defenderse de agresiones –la política de “abrazos, no balazos”–, por temor a ser acusado de represor. Esto provocó episodios humillantes en las que los militares eran golpeados y hasta desarmados. En un segundo tiempo, ante los malos resultados obtenidos, la consigna parece otra: disparar a la menor provocación y hasta sin ella, cosa que quizá comenzó con el operativo para detener a Ovidio Guzmán.
El uso político de las Fuerzas Armadas para apuntalar a la autodenominada Cuarta Transformación ha puesto en aprietos a los militares, señalados en semanas recientes por un acto de represión en Nuevo Laredo y por el espionaje telefónico contra el presidente del Comité de Derechos Humanos de esa ciudad. Ahora, incluso parece estar pasando algo en el interior del instituto armado si nos atenemos a las inusitadas marchas de familiares de militares y elementos retirados de la Sedena que se realizaron el domingo en 19 estados del país.
BUSCAPIÉS
México es más seguro que Estados Unidos, aseguró ayer López Obrador. Veamos: en 2022, Estados Unidos, con una población de 332 millones, tuvo 20 mil 138 homicidios (fuente: Gun Violence Archive), mientras que México, con 127 millones de habitantes, tuvo 30 mil 968 (fuente: SSPC).