Por Yuriria Sierra
Plan C, D, E, F… ¿hasta la espantosa X?
La obsesión por modificar la estructura electoral va por un nuevo round.
Andrés Manuel López Obrador está aferrado a ensuciar la sucesión presidencial. Lo señalamos en este espacio en ocasiones anteriores, cuando su plan A electoral no encontró buen destino, también cuando el B pasó, pero se encontró con muros legales que hoy lo tienen en pausa, sin efecto.
Y la reacción a esto llegó durante el fin de semana, una vez que se difundió que el ministro Javier Laynez concedió una suspensión a aquella segunda estrategia de modificaciones al ámbito electoral tras admitir la demanda del INE, esto bajo el argumento de que es una posible violación a los derechos político-electorales de los ciudadanos. Un día después, el gobierno federal publicó un extrañísimo comunicado en el que reclamó la suspensión y hasta sentenció que, con ella, el ministro Laynez “arrancó hojas a la Constitución”, cita textual. Cuestionó, incluso, que esto se haya informado el viernes por la tarde.
Y al tiempo en que esto sucedía, también se conocían las quintetas últimas en el proceso donde se definirá a las cuatro consejeras o consejeros que llegarán al Instituto Nacional Electoral, cuyo anuncio será a finales de esta semana. Mucho asombro causó (o no) que en la terna de cinco mujeres donde se habrá de elegir a la próxima consejera presidenta, cuatro de ellas están vinculadas a la Cuarta Transformación.
Bertha Alcalde Luján, hermana de Luisa Alcalde, secretaria del Trabajo. Guadalupe Álvarez Rascón, hija del senador morenista José Álvarez. Iulisca Zircey Bautista, esposa del subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, Daniel Fajardo. Guadalupe Taddei Zavala, extía de Pablo Taddei, director de LitioMX. Sólo Rebeca Barrera Amador es la única que no tiene relación con personajes de esta administración. No son las únicas, en otra de las ternas aparece Netzaí Sandoval Ballesteros, hermano de la exsecretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.
Figuras con claros e irrefutables vínculos con la 4T, pero para el Presidente cualquiera de las y los elegidos “va a ser mejor que los que están…”, porque para él es legal y moralmente válida la participación de estos perfiles. En el caso de la quinteta donde contienden quienes aspiran a ser consejera presidenta, expertos en asuntos electorales señalan que, además de la cercanía con Palacio Nacional, lo que se cuestiona es la escasa experiencia para operar una elección tal como la que viene el próximo año.
Es por esto que subrayamos que parece que el Presidente quiere ensuciar su sucesión. No importa quién resulte ganador o ganadora. Independiente de quién sea la corcholata final y la apuesta opositora, parece que López Obrador busca sembrar todas las dudas sobre la legalidad del proceso de 2024.
La obsesión por modificar la estructura electoral va por un nuevo round. A la conformación de las quintetas hay quienes le llamaron el plan C, sin embargo, el Presidente tiene, como siempre, otros datos, su plan C va en otra dirección: “No estén pensando que se acabó todo, pues que no se vote por el bloque conservador, para que siga la transformación. Ni un voto a los conservadores, sí a la transformación…”, según expresó ayer en su conferencia matutina.
El plan A no pasó, el B está detenido, pero ya habla de un plan C, ¿habrá también D, E, F, G… y así hasta llegar a una espantosa X (Chabelo, dixit)? ¿Se acabará el abecedario?