Mientras los casos se mantienen en aumento en todo el país, crecen las chances de una reinfección. Por qué la enfermedad puede resultar en un cuadro más grave después de un primer episodio
El brote de dengue sigue en aumento en el país. Según las últimas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, hasta la semana epidemiológica 12 de 2023 (del 19 al 25 de marzo) se notificaron en el país 16.143 casos y 13 muertos por esta enfermedad.
De los 16.143 casos, 14.224 personas adquirieron la infección en la Argentina, por lo que casi el 90% de los infectados son por circulación autóctona. Al momento, esta circulación del virus se identificó en 14 jurisdicciones: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja.
Y si bien la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti es una de las denominadas “autolimitantes”, esto significa que, por lo general, se resuelve por sí sola sin tratamiento, el riesgo en este caso radica en que la persona se vuelva a infectar.
El dengue genera en las personas fiebre acompañada de manifestaciones como dolor de cabeza, dolor muscular y de articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso, conjuntivitis, pérdida de apetito y erupciones en la piel. Los síntomas, generalmente, duran entre dos y siete días. La mayoría de las personas se recuperan en alrededor de una semana.
En qué casos existe riesgo de desarrollar enfermedad grave
“El virus del dengue pertenece al grupo de los Arbovirus (virus transmitidos por artrópodos). Existen 4 serotipos llamados DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4; que comparten analogías estructurales y patogénicas; por lo que cualquiera puede producir las formas graves de la enfermedad, aunque los serotipos 2 y 3 han estado asociados a la mayor cantidad de casos graves y fallecidos”, explicó a Infobae el médico especialista en Clínica Médica e Infectología y profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, Osvaldo Teglia.
A lo que la médica infectóloga Silvina Ivalo, de DIM Centros de Salud agregó: “Cuando el insecto pica a una persona infectada con un virus del dengue, este ingresa al mismo, por lo que el mosquito se vuelve portador y al picar a otra persona el virus entra en el torrente sanguíneo de la víctima”.
Tras explicar que “cuando una persona se cura del dengue, es inmune a ese tipo de virus que la infectó”, la especialista aclaró que “no lo es a los tres serotipos restantes”. Y amplió: “El riesgo de contraer dengue grave, aumenta si se infecta por segunda vez con otro serotipo que puede causar hemorragia grave”.
Esta forma más grave de la enfermedad, conocida por fiebre hemorrágica de dengue (FHD), se caracteriza por la aparición de hemorragias, extravasación del plasma y, en algunos casos, el llamado “shock por dengue” —una sepsis grave— después de una fase febril. Sin tratamiento, el shock puede ocasionar la muerte. Sin embargo, la hospitalización, la hidratación adecuada y una buena atención en general pueden reducir la mortalidad de cerca de 20% a menos de 1%.
En la Argentina, el Ministerio de Salud precisó en marzo que “los serotipos circulantes hasta el momento son DEN-2 (8 jurisdicciones) y DEN-1 (en 5 jurisdicciones). En dos jurisdicciones se registra circulación de ambos serotipos (CABA y Santa Fe). Además, se notificaron casos con antecedentes de viaje e identificación de los serotipos DEN-1 (Corrientes, Misiones y Chaco), DEN-2 (en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe), y DEN-3 (en Mendoza y CABA)”. “En el momento actual todas las jurisdicciones de la Región Centro, 5 de las 6 provincias de la región NOA (todas excepto La Rioja) y tres de la región NEA (todas excepto Misiones) han confirmado la circulación viral autóctona de dengue, sumando un total de 14: Buenos Aires, CABA, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán”, precisó en su último Boletín Epidemiológico Nacional.
Evitar la picadura, la mejor prevención
Como se vio, las personas infectadas son las portadoras y multiplicadoras del virus y, al ser picados por mosquitos no infectados, la fuente de difusión hacia otras personas sanas.
De allí que la principal forma de prevenir la enfermedad es evitar la picadura del mosquito, más aún en personas que ya contrajeron la enfermedad con anterioridad.
“Debemos evitar que nos pique el mosquito Aedes aegypti, que es el transmisor del dengue y otras virosis como zika y chikungunya”, señaló la médica especialista en Medicina Familiar e integrante del equipo médico de la Fundación Mundo Sano, Mariana Fernández. Y continuó: “Para ello existen los métodos de barrera químicos como el uso de repelentes individuales, la colocación de insecticidas medioambientales en el interior de los domicilios, y físicos, como los mosquiteros en puertas y ventanas. También, es importante evitar exponerse en espacios abiertos en los horarios del amanecer y el atardecer, que es el momento de mayor presencia del vector”.
Además, las principales recomendaciones para evitar la reproducción del mosquito incluye eliminar los reservorios donde el mosquito se reproduce. Esto es: desechar todos los objetos inservibles capaces de acumular agua (latas, neumáticos, macetas rotas, juguetes rotos, y toda la basura que esté alrededor de la vivienda); limpiar las canaletas y recodos de desagües periódicamente, para permitir que el agua corra sin obstáculos; verter agua hirviendo en lugares de difícil acceso y con presencia de huevos; deshacerse de las botellas llenas de agua que se suelen colocar alrededor de los árboles o mantenerlas tapadas; mantener el césped cortado al ras y el jardín o predio desmalezado; tapar el tanque de agua o los tambores donde se reserve agua para consumo en caso de no contar con agua potable corriente; renovar diariamente el agua de los bebederos.