Los científicos aseguran que el estudio permite ampliar el «conocimiento sobre el fascinante mundo de la momificación de animales en el antiguo Egipto» y arrojar luz sobre estos rituales.
Un equipo de científicos de Reino Unido descubrieron momias de lagartijas de 2.500 años de antigüedad dentro de tres ataúdes sellados en yacimientos del antiguo Egipto en el delta de Nilo usando una innovadora técnica, la tomografía de neutrones.
De un total de seis féretros analizados, los investigadores hallaron huesos de reptiles en tres cajas votivas con figuras de lagartijas y anguilas sobre ellas, que datan de entre 500 y 300 a. C. y que fueron descubiertos por primera vez en la antigua ciudad egipcia de Naukratis en 1885. Un cuarto ataúd, coronado por una figura de lagartija, data de entre 664 y 332 a. C. y fue descubierto en la antigua ciudad de Tell el Yehudiyeh en 1876, según el estudio publicado este jueves en la revista científica Scientific Reports.
Los dos ataúdes restantes, que datan de entre 650 y 250 a. C. y cuyo origen se desconoce, estaban decorados con la figura de una extraña criatura que es mitad anguila, mitad cobra y con cabeza humana. Además de estos hallazgos, en determinadas cajas se encontró una gran cantidad de plomo, cuya presencia los expertos atribuyen al hecho de que en el antiguo Egipto este elemento posiblemente ostentaba un estatus mágico y se usaba en la fabricación de amuletos de amor, en rituales de execración de enemigos o oara la protección de momias.
Se señala que en uno de los ataúdes se encontró un cráneo de lagartija y que en los restantes no fueron identificados, lo que sugiere que se desintegraron con el tiempo o que inicialmente no estuvieron presentes. Asimismo, se identificaron fragmentos de envoltorios textiles que presuntamente podría ser lino, un material que solía ser usado en la momificación de animales.
Técnica pionera
Los científicos destacan que lograron identificar los restos gracias a las imágenes obtenidas por tomografía de neutrones, que recopila información sobre la estructura dentro de un objeto al determinar cómo lo atraviesa un haz de neutrones. Aseguran que este método es más eficaz para observar a través de metales que los rayos X y recalcan que es una técnica no invasiva, dado que no causa ningún daño a los objetos arqueológicos analizados.
De acuerdo con Daniel O’Flynn, el autor principal del estudio, la innovadora técnica permite ampliar el «conocimiento sobre el fascinante mundo de la momificación de animales en el antiguo Egipto», una práctica común en aquella época.
Se subraya que la investigación y el método usado permiten comprender más sobre las prácticas rituales y votivas relacionadas con estos ataúdes, que alguna vez fueron impenetrables, además de sobre las formas en que fueron fabricados, usados y exhibidos.