Pablo Hiriart
Este domingo, el ensayo del plan C
De no pararlo ahora, López Obrador será el jefe de campaña de Morena el próximo año para lograr la mayoría calificada en el Congreso
Desde el inicio de la contienda en el Estado de México el Presidente asumió públicamente la jefatura de campaña de Delfina Gómez y se metió a la elección por encima de la ley.
Necesita aplastar.
Así tendrá vía libre para el dedazo de septiembre: barre con quien decida postular para la Presidencia.
Y medirá la fuerza de las instituciones que por ley deben hacer cumplir la Constitución.
De no pararlo ahora, López Obrador será el jefe de campaña de Morena el próximo año para lograr la mayoría calificada en el Congreso.
Como lo anunció, antes de irse va a cambiar la Constitución a fin de desaparecer las instituciones que son autónomas y destruir a la Suprema Corte de Justicia para formar otra, electa mediante voto popular.
Eso significa un adiós a la democracia electoral. Adiós a la igualdad ante la ley. Adiós al derecho de amparo.
Y los militares en todo tipo de tareas, negocios, con discrecionalidad para hacer y deshacer, sin la contención de la Carta Magna.
Significa López Obrador por otros seis años, gobernando desde Palenque.
Hace unos días arreció su campaña para aplastar en el Estado de México. Tomó como pretexto que los medios de comunicación –dice– están cargados hacia la candidata de la alianza.
Amenazó a los concesionarios de los medios electrónicos con falsedades.
Empaquetó a cadenas de radio y a periodistas para satanizarlos con el espantapájaros del conservadurismo mafioso que estaría apoyando a la abanderada opositora.
Falso. Lo dice para apretar aún más.
El cariño de los concesionarios y de la gran mayoría de los dueños de medios de comunicación suele estar donde están el dinero y las seguridades.
“Es una campaña hegemónica, totalitaria, en contra nuestra porque quieren influir en la elección del Estado de México. (…) Es propaganda vil, manipulación. Es lo que estamos padeciendo, es una temporada en la que van a arreciar”, acusó.
El Presidente quiere mayor subordinación. Que todos los medios sean La Jornada.
Presiona para que los dueños corran a los periodistas independientes que aún están en los medios electrónicos.
Todos los días señala y ataca a los principales conductores de radio de la capital del país, para que los despidan.
Y no acepta las explicaciones de los dueños de medios. A él no le vienen con el cuento de la libertad de expresión.
De lleno en la campaña, acusa a los opositores con mentiras:
“No quieren la pensión para las personas con discapacidad, no quieren las becas para estudiantes de familias pobres, no quieren el Jóvenes Construyendo el Futuro, no quieren la educación pública, no quieren que se garantice el derecho a la salud, que la medicina sea gratuita, no quieren nada de eso”.
Brigadas de morenistas, que alguien paga, recorren zonas del Estado de México para borrar las bardas de Alejandra del Moral. Otra ilegalidad.
Los Servidores de la Nación trabajan medio día en la Secretaría del Bienestar y el resto del tiempo para Morena.
El dinero del gobierno, invertido de manera ilegal en la campaña presidencial de Morena, se puede ver en bardas pintadas por todo el país.
Ahí están las tres cartas de AMLO, en promoción desbocada y millonaria en grandes ciudades, medianas, pequeñas y hasta en rancherías.
Una de las tres va a ser la carta definitiva. Quien sea ya tiene la campaña hecha, contra los tiempos legales, y un Presidente que saca la matraca todos los días en su conferencia matutina, para hablar bien de ellas.
El “nuevo INE” acordó medidas cautelares contra el intervencionismo presidencial en las campañas del próximo domingo.
¿Qué son las medidas cautelares? Un simple aviso, sin consecuencias jurídicas, sólo para efectos mediáticos. Que retire de la web lo que dijo hace un par de días.
A Vicente Fox lo acusaron de violar la Constitución en las elecciones de 2006 por haber alertado contra el populismo en un par de discursos.
Y ahora que el Presidente es jefe de campaña de Morena, extorsionador de concesionarios para subordinarlos aún más, y el dinero del gobierno fluye sin medida para financiar la propaganda de Morena, se da un atento aviso de que eso no se hace.
Aplastar es el plan C, dijo López Obrador y en eso está.
Luego aplastará todo lo demás. También lo dijo él.
El domingo veremos el resultado del experimento en el Estado de México.