Pese a la beligerancia discursiva y el triunfalismo de su dirigente nacional, Marko Cortés, el PAN fue el gran perdedor de las elecciones del pasado domingo. Si bien el PRI perdió la joya de la corona, el Estado de México, tanto en esa entidad como en Coahuila el PAN obtuvo su mínima votación histórica e incluso sus escasos triunfos se debieron a los sufragios de sus aliados.
Por: Arturo Rodríguez
Dispuesto ya a conducir y a extraer de sus filas al abanderado presidencial de la coalición con el PRI y el PRD en 2024, así como cinco candidatos a gobernador entre los que destaca el de la Ciudad de México, el PAN intenta superar el estrepitoso descalabro electoral que sufrió el pasado domingo 4.
Lejos del triunfalismo discursivo de Marko Cortés Mendoza, el dirigente nacional panista, los resultados electorales en Coahuila y el Estado de México, confirmados por la autoridad electoral, reflejan que las preferencias por los panistas, al menos en esas dos entidades, disminuyeron hasta hacerlo perder en antiguos bastiones mexiquenses y colocarse en Coahuila, por primera vez en su historia, como cuarta fuerza electoral.
El caso de Coahuila es aún peor, pues cinco de sus militantes postulados por la coalición Alianza por la Seguridad, serán diputados de mayoría, pero gracias a los votos del PRI.
El triunfalismo de Cortés Mendoza se expresaba en conferencia de prensa, el lunes 5, con la reivindicación de la victoria en Coahuila, hablando como parte de la coalición Va por México «Ganamos por más de lo que se esperaba, ganamos más de dos a uno, de hecho, ganamos 16 de los 16 distritos locales que estaban en disputa».
Luego se refirió a la derrota mexiquense: «En el Estado de México logramos remontar de forma muy considerable los 25 puntos que nos llevan de ventaja y terminamos en una elección mucho más cerrada de lo que las encuestas publicadas decían.
Lamentablemente sólo votó el 49% del padrón electoral y lamentablemente también, no todos los actores políticos del Estado de México hicieron lo que les correspondía hacer».
Esta última afirmación fue una de las muchas que se han deslizado después de la jornada electoral del domingo, reclamando la no intervención, al menos no suficiente, del gobernador Alfredo del Mazo, priista de cepa, que inclusive llegó a la «mañanera» del mismo día 6, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó «kafkiano» que se reclame al mandatario estatal por no haber usado el aparato de Estado para las elecciones.
Pese a los reclamos a Del Mazo, quien deberá entregar el gobierno a un opositor por primera vez desde hace 94 años, de los cuales al menos una cuarta parte ha sido gobernador alguien de su familia, los bastiones del PAN en esa entidad no aportaron mayoría a la candidata Alejandra del Moral, mientras que, en Coahuila, de ser una consistente segunda fuerza electoral, el PAN este 2023 por primera vez desde 1987 se redujo a 6.6% de la votación.
COAHUILA, TRIUNFO SOBREREPRESENTADO
Hace seis años Coahuila vivió una de sus más grandes convulsiones políticas. El entonces candidato del PRI, Miguel Ángel Riquelme Solís, obtuvo 38.90% de la votación, apenas 2.5 puntos por encima del panista José Guillermo Anaya Llamas, que consiguió un 36.40 por ciento.
La elección no sólo se judicializó, pues el PAN logró convocar a los candidatos de otras fuerzas políticas y un independiente para salir masivamente a las calles a exigir la nulidad de los comicios que, faltando unos días para el cambio de poderes, fueron validados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Desde entonces la debacle del PAN se inició en las elecciones de diputados locales de 2020, apenas consiguió 10.21% de los sufragios, colocándose como tercera fuerza electoral, mientras que Morena, el partido que en 2017 había obtenido poco más de 11% de la votación, subió a casi 20 por ciento.
En las elecciones del domingo 4 el PAN ganó perdiendo en los cinco de los 16 distritos que en coalición abanderó a sus militantes.
El caso más penoso ocurrió en el distrito I con sede en Piedras Negras, donde la coalición postuló a la panista Claudia Elizabeth Aldrete García, quien ganó los comicios con 30 mil 671 votos, de los cuales el PAN sólo aportó mil 302. Es decir, los votos azules representaron 4.2% del resultado de la coalición y no llegan ni a 2% de la votación total.
Aunque se trata de un caso extremo, la situación se reproducen los otros cuatro distritos en los que la coalición PRI- PAN-PRD postuló panistas: en el distrito V llevaban como candidato al exalcalde de Monclova, Alfredo Paredes, quien ganó con 40 mil 920 votos, de los cuales el PAN aportó 1 mil 673. En la votación total, ese bastión local albiazul representó apenas 14% de la votación total. Era su mejor carta.
En el distrito VI, la panista Edith Hernández Sillas ganó con 40 mil 949 votos, pero su partido apenas le dio tres mil 405, un 8% del triunfo. Ahí el PAN sólo atrajo la preferencia de 4.2% de los electores.
Gerardo Abraham Aguado Gómez, candidato panista en el distrito VIII, ganó con 41 mil 61 votos, de los cuales sólo nueve mil 215 fueron para el PAN que, en ese distrito, representó sólo 14% de la votación total.
En tanto, Blanca Rubí Lamas Velázquez ganó con 58 mil 17 votos, pero su partido, el PAN, sólo le aportó 1 mil 65, que representaron 11% de la votación total.
Que los panistas ganaran por coalición, pero con esa votación tan baja resultando que la autoridad electoral no le asignara al PAN ninguna curul plurinominal. La razón es que, por la filiación de los cinco panistas ganadores de una diputación de mayoría, el partido quedó sobre representado.
En total, el PAN solo alcanzó 6.63% de la votación total en el estado, la más baja desde que en 1993 se realizaron las primeras elecciones bajo un organismo electoral ciudadano, e inclusive antes, cuando los comicios eran organizados por el gobierno y en los que el PAN obtenía, por ejemplo, en 1981, hasta un 16.3%.
Hoy, como cuarta fuerza política, quedó por debajo del PT que, también con un digito, lo superó por casi dos puntos, al obtener 8.61% de la votación total de diputados.
PALIDECE CORREDOR ALBIAZUL
En septiembre de 2022 la coalición Va por México entró en suspenso. La dirigencia nacional del PAN (también la del PRD) rompieron durante meses con el PRI, al considerar que este último partido había roto los acuerdos de la coalición que, de ser electoral, en 2021 quiso convertirse en legislativa.
El conflicto surgió cuando una legisladora del PRI, con el aval de la dirigencia nacional, propuso una ampliación a la participación del Ejército Mexicano en tareas de seguridad pública hasta 2029. No hubo vuelta atrás.
Durante los meses siguientes los dirigentes de ambos partidos negociaron por interpósitas personas, inclusive dejando en el ámbito local, con los gobernadores Alfredo del Mazo y Miguel Ángel Riquelme, los acuerdos de coalición que, dada la desconfianza en las dirigencias nacionales, debió sellarse en las legislaturas locales con la aprobación de sus respectivas leyes de gobiernos de coalición: el Estado de México la aprobó el 30 de septiembre y Coahuila el 11 de noviembre.
En el estire y afloje de las negociaciones locales, en agosto, el panista Enrique Vargas del Villar se destapó.
Con un acto masivo que concentró a la cúpula panista, la eventual postulación panista confiada en la presencia de Vargas en el llamado «corredor azul» daba avisos de una eventual ruptura en la coalición. Finalmente, entre la ley de gobiernos de coalición y un acuerdo público, la primera semana de enero la coalición Va por México revivió… al menos en el papel, pues si bien es cierto que la derrota del domingo 4 fue contundente ante la ventaja porcentual de la morenista Delfina Gómez, el PAN se adelgazó.
Exalcalde de Huxiquilucan, Vargas del Villar es cabeza de grupo y detentador de un cacicazgo que conserva a través de su esposa, Romina Contreras, el ayuntamiento metropolitano.
El político, actualmente diputado local en el Estado de México, se ha convertido en el liderazgo visible del corredor azul.
En el Estado de México el PAN solo no hubiera podido ganar la elección del domingo y ni siquiera aproximarse: sólo fue mayoritaria en Soy Aniquilpan de Juárez, un pequeño municipio rural de poco más de 10 mil habitantes.
El PAN solo perdió el feudo y todo el «corredor azul»: en Huxiquilucan, Delfina Gómez obtuvo 52 mil 758 votos, mientras que el partido de Vargas obtuvo 51 mil 329 votos, que, ya en coalición sumaron 91 mil 302.
En Tlalnepantla el PAN obtuvo casi 50 mil votos, mientras que Delfina Gómez consiguió más de 75 mil 300 votos. En Naucalpan Morena tuvo más de 72 mil votos y el PAN sólo 31 mil 599.
En total, el PAN obtuvo 11.2% de la votación mexiquense, rivalizando con el Partido Verde, que tuvo 10.04% (una diferencia de 1.2%) y, aunque se mantiene como tercera fuerza en esa entidad, se ubica muy lejos de la segunda, el PRI, que obtuvo 28.17% y aún más de Morena, el partido ganador con 35.19% de los sufragios.