Por Antonio Zamora
Jericó Abramo Masso ha logrado triunfos indiscutibles en la Cámara de Diputados para beneficiar a millones de mexicanos sorprendidos por los monta-deudas…
Y hace unos días conseguir el apoyo mayoritario para que se legisle en defensa de los compradores de boletos para eventos por internet…
Pero hoy es domingo de crisis existencialista por lo que dejaremos pendientes ambos temas y escribiremos dos historias, que nos harán reflexionar…
Era una niña de ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave del amanecer. Huérfana desde que ella recordara, se había asociado a un acróbata con el que recorría, de aquí para allá, los pueblos hospitalarios de la India…
Ambos se habían especializado en un número circense que consistía en que la niña trepaba por un largo palo que el hombre sostenía sobre sus hombros…
La prueba no estaba ni mucho menos exenta de riesgos. Por eso, el hombre le indicó a la niña:
Amiguita, para evitar que pueda ocurrirnos un accidente, lo mejor será que, mientras hacemos nuestro número, yo me ocupe de lo que tú estás haciendo y tú de lo que estoy haciendo yo…
De ese modo no correremos peligro, pequeña. Pero la niña, clavando sus ojos enormes y expresivos en los de su compañero, replicó:
_No, Babu, eso no es lo acertado. Yo me ocuparé de mí y tú te ocuparás de ti, y así, estando cada uno muy pendiente de lo que uno mismo hace, evitaremos cualquier accidente…
El Maestro dice: «Permanece vigilante de ti y libra tus propias batallas en lugar de intervenir en las de otros…
Atento de ti mismo, así avanzarás seguro por la vía hacia la Liberación definitiva»…
No es sorprendente que George Carlin, comediante de los años 70 y 80, pudiera escribir algo tan elocuente: La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos… Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos… Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo… Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar… Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez… Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores… Hablamos demasiado, amamos poco y odiamos frecuentemente… Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años… Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino… Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello son mejores… Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma… Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos…. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar… Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos… Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales… Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos… Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar… Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre…. Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti… Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan… |
NOS LEEMOS MAÑANA… |