Te decimos para qué sirve este tradicional truco de cocina
El huevo forma parte de la dieta de millones de personas. Ya sea para el desayuno, la comida o la cena, siempre hay alguien en el mundo comiendo un huevo en alguna de sus presentaciones.
Una de las maneras más comunes de añadir el huevo a los platillos es cocinándolo en agua. Este líquido es un medio que te permite prepararlo de forma rápida y sencilla.
Si alguna vez has escuchado la recomendación de añadir un chorrito de vinagre al agua en la que cueces los huevos, en Menú te contamos por qué deberías hacerlo.
De crudo a cocido
El huevo, de acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México, está compuesto por un 88% de agua, 11% de proteínas, 1% de carbohidratos y 0.5% de minerales.
Debido a su composición, se trata de un alimento que cuando se somete a cocción presenta cambios notables en su textura, sabor, aroma y apariencia. El Consejo de Capacitación y Formación Profesional de Rosario, al calentar un huevo, las proteínas contenidas en la clara y la yema chocan entre sí y con las moléculas de agua que las cubren. Esto causa el endurecimiento, y que pase se ser traslúcido a ser opaco y blanco.
¿Cómo hervir un huevo?
Al cocer un huevo, se deben tomar en cuenta distintos factores. En el caso del huevo duro, lo recomendable es conseguir huevos lo más frescos posible. Si el huevo se guarda en refrigeración, es necesario sacarlo y esperar a que esté a temperatura ambiente para evitar cambios drásticos de temperatura que podrían romper el cascarón.
Lo ideal para un huevo duro es colocarlo en una olla con agua a temperatura ambiente, llevarlo al fuego y dejar cocinar por 10 minutos a partir de que comience a ebullir.
El agregar vinagre al agua en la que se hierven huevos es una práctica común, que más allá de la tradición es un método que tiene algo de ciencia detrás. Al romperse el cascarón, es posible que el huevo se filtre hacia el agua, lo que genera una pérdida, así como dificultad para pelarlo y una apariencia menos lisa.
El vinagre contiene entre un 3% a 5% de ácido acético, además de pequeñas cantidades de ácido tartárico y ácido cítrico. Estos ácidos no tienen una acción importante sobre el cascarón del huevo, sin embargo, son de gran ayuda en caso de que este presente una fisura.
El ácido logra coagular de manera más rápida las proteínas de huevo, causando una especie de sello inmediato que no permite que el contenido del cascarón continúe filtrándose.
Agregar el vinagre al agua no representa una adición de sabor al huevo, por lo que podrás utilizarlo en cualquier receta sin preocuparte porque tenga acidez. Lo ideal es añadir alrededor de una cucharada de vinagre por cada litro de agua y puede usarse todo tipo de vinagre, aunque los de sabor más neutro como el vinagre blanco o de manzana son los más comunes.