Por: Alberto Rojas Carrizales
MONCLOVA, COAHUILA. – En el circo –Ruliman- el fuego quemó la diversión después de 48 años de historia, el público del sector oriente respira tristeza porque el incendio se llevó el entretenimiento, ahora su dueño el payaso –Cachurrín- con una sonrisa oculta el drama, pero sabe que no habrá más funciones de cuando la carpa se convertía en escenario de risas replantando la alegría entre chicos y grandes.
Carlos Martínez Castillo, que en el elenco del circo daba vida al payaso –Cachurrín- con su show era proveedor de carcajadas, pero ahora que la tragedia ingresó furtivamente a la modesta carpa, olfatea que el incendio tal vez no fue fortuito, rechaza la hipótesis de fuga de gas, y suelta; – no acuso a nadie, simplemente todo está muy raro, queda la duda porque estaba todo bien-.
La carpa estaba hecha con recortes de otras, pero las tres personas que trabajaban ahí daban todo en la pista para rescatar el ánimo de niños y adultos de las colonias Veteranos, Miguel Hidalgo, 21 de Marzo, Tierra y Libertad, entre otras. Sin embargo, el payaso –Cachurrín- dice que el show debe continuar, aunque ahora únicamente con juegos mecánicos infantiles.
El devastador incendio en el circo a mediodía del lunes, provocó una montaña rusa de nerviosismo en el payaso –Cachurrin- uno de sus hijos permanece internado con diversas quemaduras en el hospital Amparo Pape.
Sin el rostro maquillado, el payaso- Cachurrín- es el microempresario Carlos Martínez Castillo, quien puntualiza, mientras observa maniobras de retiro de fierros quemados y restos del circo que trabajará con juegos mecánicos infantiles. Los vestigios continúan siendo calcinados, pero ahora por los potentes rayos ultravioleta de mediodía.
Martínez, siempre cuidaba las estacas, gradas, la lona, en el circo divertía al público con actos de malabarismo, equilibrismo; – yo empecé en el circo en 1989, pero la familia llegó a Monclova en 1975 con mi padre Francisco Martínez- dice sin extinguirse su sonrisa, reflejo de un hombre que, pese a un hijo encamado en el hospital y su circo reducido a nada, es feliz.
Desecha la teoría de que el incendio surgió por fuga de gas o corto circuito, y expone sus argumentos; – en donde inició el fuego no había energía eléctrica, tampoco pudo ser por fuga de gas, solamente había un tanque debidamente cerrado, no estaba expuesto al sol porque lo protegíamos con lona-
Ante la posibilidad de un incendio provocado intencionalmente, expresó; -esperemos que no, pero al parecer así es como se ve, sin embargo, no puedo acusar a nadie, todo esto es muy extraño, cuando sucedió yo no estaba, porque salgo a trabajar seguido en labores de soldadura-
-Esperamos que no haya venido alguien a hacer esto, porque está muy extraño, no acuso a nadie, simplemente todo está muy raro queda la interrogación porque estaba todo bien- recalca el microempresario que en el circo era payaso, boletero, vendedor de algodones y palomitas, malabarista, alambrista, animador, programador de música, en alguna ocasión trapecista, entre otras actividades.
-Quedan los jueguitos para trabajar, también hago labores de soldadura, el circo siempre se llenaba, pero no habrá reconstrucción, uno de mis hermanos tiene un circo que funciona en la calle Oaxaca de la colonia Occidental, somos una familia de cirqueros, dos hijos que también son alambristas y malabaristas.
Cuestionado respecto a una posible ayuda de autoridades, responde de inmediato; -no espero ayuda de nadie, los daños más graves fueron en la casa donde vivía que era un camión de fibra de vidrio tipo autobús.
Todo fue devastador, comenta, no sabemos qué intentó hacer mi hijo cuando detectó el incendio después de haber permanecido dormido, no fue explosión en tanque gas que solamente había uno y estaba vacío precisamente para evitar accidentes, no había nada inflamable, la estufa era casi nueva.
El legendario circo –Ruliman- desapareció consumido por las llamas, por alguna razón el payaso –Cachurrín- no revela por qué no lo reconstruirá, simplemente bajó el switch para apagar las luces, llevándose en sus recuerdos las carcajadas y aplausos de muchos decibeles.