Miles de familias abarrotan panteones, con música, color y la mezcla de aromas de flores
Por Wendy Riojas
LA PRENSA
Toda una fiesta se vivió ayer en el Panteón Guadalupe y el Panteón Sagrado Corazón de Jesús por la celebración del Día de los Muertos, en que miles de familias llevaron música, color y aromas a la tumba de sus seres queridos.
Este año la celebración cambio; los deudos llevaron bocinas, grupos musicales, ofrendas y colocar altares sobre las lapidas de sus difuntos, aunado a los arreglos florales, las cruces y la comida que tradicionalmente llevan.
Entre ellos se encuentra José Noé Carrales Romo, quien en compañía de su nieto Brayan, entonaba algunas melodías de los Relámpagos del Norte frente a la lápida de sus suegros don Higinio y Doña Dorotea”.
El refería: “Yo vengo desde Saltillo, Coahuila, para visitar la tumba de mis suegros Higinio Posada y Dorotea Domínguez, ellos murieron hace 10 años y les traigo música de los Relámpagos del Norte y los Rieleros del Norte”.
Y enseguida de su bocina, que le brindaba música y color a la tumba de los fieles difuntos, señaló: “Hay que seguir las tradiciones, muchas ya se están perdiendo, hay que venir en familia y recordarlos”.
Así como Arianna Ramos quien, en compañía de la familia, montó un altar de muertos en la tumba de sus abuelos, donde también se encuentra su padre, una tía y una prima, a quien recuerdan con mucho cariño.
Mientras decoraba el altar de muertos con papel picado y la imagen de un catrín, refiere que les colocan alimentos que degustaban sus seres queridos, así como veladoras y accesorios, para participar en la alumbrada.
“Por ejemplo, mi abuelito era muy fumador y le ponemos su cervecita, su cigarrito y la comida que le gustaba, a mi papá el refresco, el pan y detallitos y participa toda la familia, de hecho, la llenamos de velitas para que resalte en la Alumbrada”.
Admite que en años anteriores únicamente llevaban cruces y arreglos florales, sin embargo, del 2019 en adelante optaron por montar el altar de muertos en la tumba de sus seres queridos en lugar de montarlo en su hogar.
“Aquí la pasamos todos, traemos comida, nos tomamos fotografías, platicamos, recordamos, toda una fiesta, a la gente le decimos que siempre recuerden a sus familias, que no se olviden, que se llevan en el corazón”.
Así como Arianna, miles de personas llevaban sus arreglos florales, decoraciones, globos, comida, a la tumba de sus seres queridos convirtiendo la festividad en un espacio de convivencia familiar y fiesta para recordar a familiares que se adelantaron en el camino.