Por Lilia de la Fuente
Reconocer
Lo que hacemos los humanos
Es juzgar sin miramiento…
Después nos avergonzamos…
Y Llega el arrepentimiento.
Fui a llevar unos abrigos,
Bolsas de ropa y mandado
Unos juguetes muy buenos,
Y busque, donde dejarlos.
Al final de un baldío…
Se veía un una casita…
HABIA MUCHA BASURA,
Llantas viejas… y un olor
Que deprimía…
¿Cómo es posible me dije?
¡Que puedan vivir así!
LOS SANCUDOS ME ATACARON
Y salían de las llantas
Con agua sucia… ¡los vi!.
Sentí que iba a regañar
Al cristiano que ahí viviera,
¡Hay Gente! yo les gritaba…
Mientras un perro ladraba,
Y más grite !Fui insistente!.
Me asome por la puertita
De láminas que tenían,
Estaba oscuro el Jacal
De, él ni un ruido salía…
¡Hay alguien! volví a gritar,
Y ESCUCHE UN GEMIDO SUAVE
Estaba en la oscuridad
Una mujer ya de edad…
Que entre dientes me decía
¿Quuuien Ereees?…
Le conteste… ¡soy Lilia!
¡Muy buenos días!
Déjeme salir me dijo
Soy indigente, ¡no veo!
En el sol miro un poquito…
Por favor, espere afuera…
Sentí un dolor en el pecho
Y ME DIJE ¡que tragedia!
Tiene que vivir con alguien
Además es una enferma.
No la quiero describir…
Su pelo muy despeinado
Me acabo de deprimir…
CON UN BASTON dirigía
Y sus pasos… proseguía.
Hay dos sillas por ahí…
Me dijo, y yo respondí…
Si gracias… y contesto…
Aquí siempre espero yo
A un joven que trae…
Comida, ¡gracias a Dios!
Me decía…
Antes vivía con mi viejo…
Que como yo no miraba…
Él iba a pedir limosna…
Y la vida, así pasaba…
Un día, ya no volvió…
Me sentí desesperada.
El joven lo acompañaba…
Y solo con él, andaba.
El viene cada tres días…
No se olvida y me trae AGUA.
Deje cajas de galletas…
Y COMIDA PREPARADA.
Y pensé… ella merece
Estar muy bien HOSPEDADA
En un asilo de ansíanos…
El dolor me aprisionaba
Salí triste y cabizbaja.
Y pedí a DIOS me ayudara…
A conseguir un lugar
Para esta madre…
OLVIDADA.
