Por: Willem Veltman
En las horas previas al amanecer del 12 de noviembre de 1833, el cielo de América del Norte pareció estallar con estrellas fugaces. A diferencia de todo lo que nadie había visto antes, y visible en todo el continente, un periódico de Illinois informó que “los cielos parecían estar en llamas”. Un periódico de Alabama describió “miles de cuerpos luminosos disparados a través del firmamento en todas direcciones”. Observadores en Boston estimaron que había más de 72,000 “estrellas fugaces” visibles por hora durante esta notable tormenta celestial.
Las crónicas de periódicos locales como el Richmond Enquirer y la Phoenix Gazette relataban cómo el cielo se cayó durante 9 horas, en las que quienes no despertaron por el resplandor que se colaba por las ventanas, lo hicieron entre gritos de fascinación y miedo. La madrugada del 12 de noviembre de 1833, la costa este de Estados Unidos fue testigo de la primera tormenta de meteoros de la era moderna. La intensidad de las Leónidas fue tal, que el cielo se iluminó con decenas de miles de bolas de fuego por hora, y provocó que durante los siguientes años los astrónomos se interesaran cada vez más por comprender el origen de las lluvias de estrellas.
![](https://laprensadecoahuila.com.mx/wp-content/uploads/2023/11/5b7ee53b-e72a-4687-8149-c107dd1b3590.jpg)
El pueblo de los indios Lakota quedó tan asombrado por el evento que reprogramaron su calendario para conmemorarlo. Joseph Smith, que viajaba con refugiados mormones, anotó en su diario que seguramente era una señal de la Segunda Venida. Abraham Lincoln, Frederick Douglas y Harriet Tubman, entre muchos otros, describieron haberlo visto. Recordarían esta noche como «La noche en que cayeron las estrellas».
Entonces, ¿qué exactamente causó este sorprendente suceso?
Muchos de los que lo presenciaron lo interpretaron como una señal del fin bíblico de los tiempos, recordando palabras del evangelio de San Marcos: “Y las estrellas del cielo caerán, y los poderes que están en el cielo serán conmovidos”. Pero el astrónomo de Yale, Denison Olmsted, se puso a buscar una explicación científica, y poco después hizo un llamado al público, tal vez el primer esfuerzo científico de recopilación de datos de fuentes colectivas. A petición de Olmsted, los periódicos de todo el país publicaron su solicitud de datos: “Ya que los meteorólogos no comprenden la causa de las ‘estrellas fugaces’, es deseable recopilar todos los hechos relacionados con este fenómeno, expresados con la mayor precisión posible. El firmante, por tanto, solicita ser informado de cualquier detalle observado por otros, respetando el momento en que fue descubierto por primera vez la posición del punto radiante antes mencionado, ya sea progresivo o estacionario, y de cualquier otro hecho relativo a los meteoros.”
Olmsted publicó sus conclusiones en los años siguientes; la información que había recibido de observadores no profesionales le ayudó a sacar nuevas conclusiones científicas en el estudio de los meteoros y las lluvias de estrellas. Observó que la lluvia irradiaba desde un punto de la constelación de Leo y especuló que fue causada por el paso de la Tierra a través de una nube de polvo espacial. El evento, y la fascinación del público por él, provocó un aumento del interés en la “ciencia ciudadana” y aumentó significativamente la conciencia científica pública.
![](https://laprensadecoahuila.com.mx/wp-content/uploads/2023/11/d061f041-282f-464b-908f-d43d77e75611.jpg)
Hoy en día sabemos que cada mes de noviembre la Tierra atraviesa por los escombros de la estela de un cometa conocido como Tempel – Tuttle, provocando las lluvias de meteoritos que conocemos como Leónidas. Se alcanzan a ver cada año, pero cada 33 años son especialmente espectaculares, aunque raramente alcanzando la magnificencia del evento de 1833. Las lluvias de meteoros Leónidas están en proceso en este momento, y se espera que alcancen su punto máximo el 18 de noviembre de 2023. Pero no esperen un espectáculo como el de 1833. Este año 2023, en su punto máximo, se espera que las Leónidas generarían 15 estrellas fugaces por hora.
El 12 de noviembre de 1833, hace hoy 190 años, fue “La noche en que cayeron las estrellas”.
Referencias: Journal of Astrophysics and Astronomy, junio 2021 // National Geographic, nov. 2022
~
Contribución de: Willem Veltman, en colaboración con socios Arqueosaurios ~ Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, Ramón Williamson Bosque.
Envíanos sus comentarios y/o preguntas a: [email protected]