Por Agencias
La Prensa
Los cuerpos calcinados de al menos 10 personas fueron descubiertos en una camioneta abandonada e incendiada en la loma de un cerro, ubicado en el poblado de Buenavista de los Hurtado, municipio de Heliodoro Castillo Tlacotepec, en Guerrero.
El hallazgo tuvo lugar tres días después del trágico suceso que ocurrió el jueves pasado en esta apartada comunidad de la Sierra, alrededor de las 10 de la mañana.
Seis de los cuerpos fueron encontrados en la batea del vehículo, tres decapitados en el cofre y uno más dentro de la doble cabina.
El ataque, ocurrido el pasado jueves en la comunidad de Buena Vista de los Hurtado, fue denunciado el viernes por el sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, director de la Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, quien en un primer momento habló de 30 muertos, esto con base en llamadas de auxilio recibidas, pero este día corrigió su versión.
La noche del mismo día del incidente, el Centro de Derechos de la Víctima Minerva Bello denunció el ataque armado, señalando que dos personas que lograron escapar informaron sobre la muerte de al menos 30 pobladores.
Autoridades, incluyendo la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano, la Fiscalía General del Estado y la Policía Estatal, llegaron a la comunidad de Tetela del Río el viernes, donde pernoctaron.
Alrededor de las 7 de la mañana del sábado, se dirigieron a Buenavista de los Hurtado, donde encontraron los cuerpos calcinados.
Según el sacerdote y coordinador del Centro Minerva Bello, Filiberto Velázquez, seis personas resultaron heridas, cuatro de las cuales fueron trasladadas a Tetela del Río y las otras dos a Ixtayotla para recibir atención médica.
Hasta ahora, se desconoce el paradero de 14 personas que huyeron de la comunidad el día del ataque, según informó el activista.
Familiares y pobladores de Buenavista impidieron que la fiscalía se llevara los cuerpos calcinados al Servicio Médico Forense (Semefo), argumentando demoras en la entrega de los restos. Filiberto Velázquez impartió la bendición en la escena del crimen para permitir que los familiares realizaran el levantamiento de los cuerpos, que finalmente fueron llevados a sus hogares en bolsas de plástico, con la intención de sepultarlos en una fosa común.