En «Garra de hierro», el actor interpreta a uno de los integrantes de la familia de luchadores profesionales Von Erich, marcados por una maldición
EL UNIVERSAL. Después de la intensa preparación física a la que se sometieron para interpretar a los hermanos Von Erich en «Garra de hierro», los actores Zac Efron y Jeremy Allen White pueden presumir de tener cuerpos musculosos y bien marcados que podrían ser la envidia de cualquier luchador profesional como a los que interpretan en la pantalla.
Sin embargo, así como la película de Sean Durkin nos muestra la importancia de romper con la masculinidad tóxica y aprender que un hombre fuerte también puede ser sensible, ambos actores detallan que, en lo personal, están en contacto con sus emociones, permitiéndose habitar en esa ambivalencia. Algo que el público podría llevarse tras ver esta película.
“Permitirte ser vulnerable es muy importante”, apunta Efron en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Yo amo tener una buena llorada, lloro tan seguido como puedo, no tengo problema con ello”, confiesa Allen White.
Es una visión que contrasta con los personajes que se nos plantean en la pantalla:
“Claramente en esta historia los Von Erich tuvieron un desafío en ser vulnerables y permitírselo, eso realmente no era parte de su forma de operar, ellos detenían sus emociones”, explica Efron.
En el filme, que se estrena el próximo 22 de febrero, Zac Efron interpreta a Kevin Von Erich, el único hermano sobreviviente de la famosa familia de luchadores profesionales que comenzaron su ascenso en la década de los 70; Harris Dickinson es el hermano David Von Erich, fallecido en Japón, de una enteritis; mientras que Allen White interpreta al hermano Kerry Von Erich y Stanley Simons a Mike Von Erich, ambos fallecidos por suicidio.
La cinta sigue la vida de los deportistas dentro y fuera del ring, con el personaje de Efron como eje central, las presiones a las que los sometía su padre (conocido en el ring como Fritz Von Erich) para ser los mejores del deporte, su falta de contacto con sus emociones, adicciones y cómo una supuesta maldición fue terminando con todos:
“No creo que ellos tuvieran idea de que había otra forma de ser hasta que Kevin conoce a Pam (su esposa). Pienso que en esencia esa es la maldición de la familia, el comenzar a convertirse en lo mismo y esa es la magia en la historia, que Kevin es capaz de sobrepasar ese retador momento y romper el ciclo de la maldición que está comiendo a su familia”, considera Efron.
Para Allen White, el filme es acerca de romper con el ciclo al que en este caso los tuvo sometidos el patriarca de la familia, y mostrarle a las nuevas generaciones (como sucede con los hijos del protagonista) que se puede ser diferente, se puede ser sensible. “Es acerca del cambio y la evolución”, dice Jeremy.
Del guión a la pantalla
Al ser fan de la lucha profesional desde niño, Sean Durkin recuerda que llegó a ver a uno de los hermanos, Kerry Von Erich, en vivo, y haberse enterado también de su suicidio (1993), de ahí que se interesara por hacer una película sobre su vida.
“Cuando estaba revisitando la historia como cineasta vi que era una familia compleja y que las cosas por las que pasaron fueron impensables; yo amaba las luchas y quería explorar las luchas y la masculinidad”, detalla.
“El filme es acerca de la masculinidad y estos chicos que están en el ring expresando todos estos sentimientos frente a un público pero cuando regresan a su vida personal no tienen permitido sentir, hablar sobre lo que están pasando y tienen una salida, lo cual en última instancia deriva en drogas y depresión”, detalla Sean.
No todos los hermanos forman parte de la cinta; según relató Sean Durkin a Los Angeles Times , el hermano menor de la familia, Chris Von Erich, quien también cometió suicidio, no aparece porque consideró que el filme no podría aguantar otra tragedia.