La Cotorra Serrana Oriental.
Ignacio Moreira Loera
Instagram: @thewaxwing1
Desde hace ya veinticinco mil años, durante el ocaso del Pleistoceno, cuando los grandes
mamuts aún merodeaban por el norte de México, desde las montañas que ahora conforman
Coahuila, se escuchaban entre las paredes de caliza las inconfundibles risas del psitácido rey
del nororiente; un ave que en su tiempo era prolífica, pero que hoy en día se encuentra, al igual
que la megafauna americana al inicio del Holoceno, encarando su abrupto final.
La Cotorra Serrana Oriental (Rhynchopsitta terrisi) se ha convertido en una especie icónica del
estado de Coahuila de Zaragoza. El reconocido Museo de las Aves de México, en el municipio
de Saltillo, la ha adoptado como su insignia y, es que este loro de vívidos verdes, es
cuasiendémico de Coahuila, limitando su población a este estado, Nuevo León y Tamaulipas.
No hay lugar en la faz de la tierra, mas que al norte de la Sierra Madre Oriental, donde se
pueda observar a esta ave.
Sin embargo, el futuro de la cotorra es incierto. Categorizada como en peligro de extinción, su
reducido número y la destrucción de los bosques de pino han puesto a esta especie en una
situación realmente pavorosa. Según un estudio, la cantidad de Cotorras Serranas Orientales
ronda aproximadamente los 3,500 individuos (Valdés-Peña et al. 2008). La escasa presencia de
especímenes se ve afectada por el limitado número de adultos reproductivos, los cuales
representan únicamente el 10% de toda la población y cuya madurez sexual se alcanza hasta
los cuatro años de edad. Con tan pocos ejemplares reproduciéndose, la especie corre el
riesgo de tener un bajo índice de nuevos polluelos, lo que con el tiempo, obstaculiza el
crecimiento poblacional.
La especialización evolutiva de la Cotorra Serrana Oriental la ha llevado al uso de un espectro
muy reducido de recursos con fines de supervivencia. Se alimenta de la inflorescencia del
maguey, pero primordialmente de los piñones de los árboles del género Pinus, razón por la
cual su pico ha evolucionado en una estructura estrecha que le permite extraer las semillas
con facilidad. Durante la época de apareamiento la mayor parte de la población se aglomera
en grandes grupos, anidando en las grietas de las altas paredes de roca caliza, cuyas
características deben ser específicas: escarpaduras de extrema verticalidad con grandes
parches de bosque de pino en sus faldas o en las cercanías más próximas. Estos bosques
aledaños sirven no sólo como fuente de alimento, sino también como “guarderías” para los
cientos de jóvenes volantones que aún requieren del cuidado de sus progenitores. Al tener
“hábitos” muy específicos, son muy susceptibles a los cambios en su ecosistema, en especiala aquellos generados por el hombre, los cuales son abruptos y no permiten la adaptación.
El tráfico ilegal, el desmonte y los incendios forestales son los principales enemigos de la
Cotorra Serrana. El incendio de más de tres mil hectáreas ocurrido en el año 2022 en la localidad de La Pinalosa, Coahuila, a un costado del Parque Nacional Cumbres de Monterrey,
es un claro ejemplo de la devastación de su hábitat; los bosques que fungen como refugio y
zonas de forrajeo para esta especie rápidamente se han visto vulnerados por la actividad
humana.
Nuestro compromiso en este asunto debe ser el de informarnos, cuidar la naturaleza,
denunciar la venta de fauna silvestre y claro, concientizar sobre la imperante necesidad de
velar por aquellos seres vivos con los que compartimos el planeta.