Ramiro Ramírez, vecino de Nueva Rosita, sintió terror al presenciar la furia de la naturaleza que arrojó enormes bolas de hielo
Karla Cortez
La Prensa
NUEVA ROSITA, COAHUILA.- Ramiro Ramírez es uno de los miles de afectados por la tormenta de granizo que azotó la región el pasado viernes.
Igual que muchas otras personas, fue víctima del fenómeno meteorológico, cuya expresión fueron ráfagas de viento de 118 kilómetros por hora, mismo que inició en la región 5 manantiales, con granizo de tamaño equivalente a una toronja, mismo que se trasladó a la región Carbonífera, dejando caos y devastación a su paso.
“Parecía que se caía el cielo, era impresionante el estruendo que se escuchaba dentro de la camioneta, ya no alcance a meterme a ningún lugar, todos los techos de las gasolineras estaban llenos, había mucho caos y desesperación”, dijo.
Miles fueron los daños ocasionados al vehículo del señor Ramírez quién se dirigía a su domicilio de Sabinas a Nueva Rosita, sin embargo en el trayecto, de la nada comenzó a caer la granizada y en cuestión de segundos, aumentó el tamaño al grado de dañar por completo la carrocería y todos los vidrios de su camioneta Ford Winstar.
En su desesperación e impotencia creyó que no llegaría a salvo, pues cada vez que una bola de granizo golpeaba su camioneta, confiesa que solo pedía a Dios con fe, que le permitiera llegar con su familia.
Fue en la gasolinera Nerio ya en Nueva Rosita, donde fue auxiliado por personal que ahí labora, resguardándolo y dándole agua para retirar toda la pedacería de cristal de sus brazos y cuello, mismos que provocaron escoriaciones en diversas partes del cuello, brazos e incluso en el rostro.
Fue en ese momento que dio gracias a Dios, al ver como su camioneta estaba destruida y el seguía con vida.
Finalmente agradeció al personal de la gasolinera que lo atendió y le ayudó a estabilizarlo emocionalmente, luego de su gran impresión ante el terrible escenario que observó por kilómetros. (Fotos e información de El Factor)