En mayo arrancamos a lo grande, ya que pronto podremos ver a las Eta Acuáridas 2024, la lluvia de estrellas que nos obsequia el cometa Halley.
NationalGeographic. Abril se va. Aunque ese mes se lleva consigo los momentos que se advertían como más memorables, para el gusto de los aficionados a la observación astronómica, el espectáculo cósmico es imparable, y mayo viene en 2024 con las Eta Acuáridas, su habitual lluvia de estrellas.
De acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en ingles), todos los años, a principios del quinto mes, las Eta Acuáridas alcanzan su máximo. Esta lluvia se distingue por su velocidad, ya que sus meteoros se desplazan a unos 66 km/s (148.000 mph) en la atmósfera terrestre.
“Con la llegada de la primavera, el cometa Halley se acerca a nuestro planeta. A su paso, deja un rastro de partículas cósmicas, que entran en contacto con la atmósfera terrestre. Por ello, el cielo se enciende con miles de ‘estrellas’», explica Andrea Fischer, periodista mexicana de National Geographic en Español, sobre la naturaleza de esta lluvia.
¿Qué es una lluvia de estrellas?
Se le conoce de esta manera, o también lluvia de meteoros, a un evento astronómico que se produce cuando un cometa, que se acerca mucho al Sol, ve su cuerpo calentarse y desprender pedazos de sí mismo.
Cuando los fragmentos dejados en el espacio entran a la atmósfera terrestre se llaman meteoritos. En ese instante se forma un fenómeno como el que representan las Eta Acuáridas.
¿Cómo y cuándo ver la siguiente lluvia de meteoros?
Entre el 4 y 5 de mayo de este año, será posible ver el punto álgido de las Eta Acuáridas, la lluvia de estrella que nos regala el cometa Halley.
La NASA apunta que esta lluvia puede ser vista tanto en el hemisferio Norte como en el Sur antes del amanecer. No obstante, los más privilegiados serán los ubicados en la segunda fracción del planeta, pues los del norte solo ven unos 10 meteoros por hora.
Lo recomendado, a fin de llevarse la mejor experiencia posible, es buscar un lugar alejado de la contaminación lumínica. Una vez adaptados a la oscuridad, nuestros ojos, sin intervención de instrumentos de observación, son suficientes para admirar el espectáculo.