Este lunes llegó a Monclova una treintena de ciclistas que anualmente recorren el país de frontera a frontera, se dirigen a Piedras Negras
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
El sol castiga en pleno rostro que luce siempre humedecido por sudor durante el pedaleo de bicicleta que devora a diario el asfalto desde Talismán, Chiapas, colindante con Guatemala hasta alcanzar Piedras Negras, se trata de una treintena de ciclistas que anualmente recorren el territorio mexicano de frontera a frontera, este lunes llegaron a Monclova.
Muchas horas de hundir los zapatos deportivos en los pedales, son recorridos donde las piernas amagan con traicionar la orden mental de avanzar, a esto se suman agresivas lluvias, vientos huracanados, calores que queman, vías de alto riesgo por zonas famosas donde el hampa impone su ley, cafres, y el acecho con fines de extorsión de algunas autoridades.
Son ciclistas con imagen “hippie” originarios de diversas regiones del país, se bañan en ríos, arroyuelos, playas y el hospedaje es algún terreno con zacate, no hay tinas, ni regaderas, pero eso sí; -un fresco chapuzón al amanecer en alguna laguna o acequia dependiendo donde estén, luego buscar algún puesto de comida, el que posee presupuesto descansa en hoteles.
Francisco Mata, de 65 años de edad, residente en Ensenada, Baja California, dijo que se integró al tour en San Luis Potosí, por otro lado, César Cipriano Bojórquez, de Los Mochis, Sinaloa, reveló que se sumó al contingente en la Ciudad de México, añadió que la caravana no ha registrado ningún incidente grave durante la travesía, sus familias los monitorean por GPS.
Del grupo original de 35 aventureros que salió el 1 de julio desde Talismán, Chiapas, 14 de ellos continúan en la ruta, el resto se retiró, pero otros se suman al reto de alcanzar Piedras Negras, A mediodía de este lunes, el grupo llegó a la Plaza Principal de Monclova, de ahí se dirigieron a un balneario enclavado en avenida Montessori, este martes recorrerán Cuatro Ciénegas.
Cipriano Bojórquez señaló que al llegar a Piedras Negras punto final de la aventura, enviarán por servicio de paquetería las bicicletas a sus ciudades de origen, retornando por autobús y avión a sus ciudades de origen. “Empecé el ciclismo desde los 15 años de edad allá por 1975, lo hago por salud y alimentarme de cultura, diariamente recorremos entre 80 y 150 kilómetros”, añadió.
“Es la primera ocasión que la ruta comprende de la frontera con Guatemala a Piedras Negras, en años anteriores, ha correspondido a otras ciudades fronterizas, el trayecto ha sido sin incidentes, salvo ponchadura de alguna llanta”, narró Bojórquez, entrevistado en el receso que hizo el contingente de pedalistas en la Plaza Principal.
Ellos los aventureros del camino comen en puestos de comida en carreteras, pero hay otro menú exquisito por disfrutar; también muy importante porque más allá de la gastronomía está la rica cultura de pueblos, ciudades y comunidades con sus costumbres, paisajes, mares, bosques, serranías, lagos, y pueblos mágicos.
Hay que seguir, el cerebro envía la señal a las piernas de prepararse para otra jornada del ciclo tour, el pedaleo es intenso sin pestañear, brazos firmes sobre los manubrios, respiración controlada, la mente regulando los niveles de adrenalina, los colores de sus bicicletas son fluorescentes y su ropa multicolor para llamar la atención de los automovilistas.
Todo está coordinado; hay un líder que revisa tarifas de hoteles para aquel que tenga presupuesto, pero el contingente siempre está en parvada, no hay interrupción de la comunicación, inclusive hay quienes utilizan GPS y transmiten en vivo el recorrido con sus familiares, son los aventureros del camino, imborrables recuerdos almacenan en sus memorias.