A menudo, las personas encuentran difícil olvidar por completo una ofensa, incluso cuando han ofrecido su perdón, lo que puede influir en futuras interacciones o decisiones.
El perdonar sin olvidar es una expresión que resalta la posibilidad de perdonar a alguien por un error o daño, sin borrar de la memoria lo sucedido, sin embargo, esto si esta situación no se sana correctamente, se puede convertir en rencor, fracturando cualquier relación.
Esta controversia lo abordo la psicoterapeuta especializada en relaciones de pareja y sanaciones de la infancia, Ariadna Pulido en ´Sale el Sol’.
A menudo, las personas encuentran difícil olvidar por completo una ofensa, incluso cuando han ofrecido su perdón, lo que puede influir en futuras interacciones o decisiones.
Ariadna Pulido, explicó que, en efecto, tenemos que perdonar, ya que, la vida es una escuela, en la cual, aprendemos todos los días hasta de nuestros errores. Recalcó, que olvidar no serviría de nada, porque si olvidamos, entonces no hay aprendizaje de nuestros errores, y lo que no se repara se repite.
“Tenemos que perdonar porque la vida es una escuela, todos hemos herido a alguien y cometido errores, pero sin duda, no podemos olvidar, eso sí, olvidar es algo complicado y aparte ¿de qué serviría olvidar? entonces no hay aprendizaje. De acuerdo con las leyes herméticas, todo es cíclico, lo que no se repara se repite, nosotros aprendemos y tú eres un espejo mío, nada lo hago a propósito”, mencionó.
De acuerdo con la psicoterapeuta el perdón es una liberación y sanación para uno mismo y tiene que ver con la ley de la hermética; la polaridad, es decir, siempre habrá dos verdades, la de la otra persona y la nuestra. Lo importante es ser nuestro propio espejo y a partir de ahí, evolucionar.
Finalizó que el pasado nos sirve para determinar que, a partir de aquí, hay que ir hacia adelante, pero si se está dando vueltas al asunto, podemos generar malos pensamientos, estancando cualquier avance que podamos tener. Por lo que, hay que perdonar para liberar esa ira sin que se convierta en rencor. Recordando que nada es personal y estamos en este mundo aprendiendo de esta escuela que le llamamos vida.