La investigación plantea una nueva dimensión en la relación entre el entorno construido y la salud
Un reciente estudio científico ha revelado un dato sorprendente: las personas que viven en edificios altos podrían estar envejeciendo más rápido que quienes residen en plantas bajas o viviendas unifamiliares. La investigación, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos, sugiere que los factores ambientales, como la altitud en la que se vive dentro de una ciudad, pueden influir en el ritmo del envejecimiento biológico.
La base de esta sorprendente revelación proviene de la teoría publicada por Einstein en 1915, en la cual revolucionó la comprensión del espacio, el tiempo y la gravedad. Einstein explicó que la gravedad no debe entenderse únicamente como una fuerza de atracción, sino como la curvatura del espacio-tiempo causada por la presencia de masa.
Este fenómeno, conocido como “dilatación gravitacional del tiempo”, establece que, en campos gravitacionales más intensos, el tiempo transcurre más lentamente. Por el contrario, en lugares donde la gravedad es menor, como en altitudes más altas, el tiempo pasa más rápido.
Aunque este efecto es extremadamente mínimo, los experimentos realizados confirmaron que un individuo que vive en un piso superior de un edificio podría envejecer una fracción de segundo más rápido que alguien que vive en el primer piso del mismo edificio. Esta diferencia fue medida con relojes atómicos de alta precisión, capaces de detectar cambios minúsculos en el tiempo.
“Pudimos demostrar que dos relojes atómicos, separados por apenas un milímetro, marcan ritmos diferentes. Esto nos ofrece una oportunidad única de conectar la física cuántica con la gravedad”, comentó el líder del estudio Jun Ye, entusiasmado por las implicaciones de su investigación.
Aunque vivir en distintas alturas dentro de un edificio, no afecte drásticamente nuestra salud, sí modifica la manera en que percibimos el tiempo, lo que abre nuevas vías para estudiar cómo los entornos afectan nuestros cuerpos y nuestra percepción.
Este estudio pone de relieve la importancia de una planificación urbana que tenga en cuenta el bienestar de sus ciudadanos. Las ciudades modernas, con sus imponentes rascacielos y denso urbanismo, pueden estar contribuyendo inadvertidamente a la aceleración del envejecimiento de sus habitantes.
POR: EL UNIVERSAL