La fauna incomprendida
Ignacio Moreira Loera
Instagram: @thewaxwing1
En octubre del año 2023 tuve la oportunidad de visitar el observatorio de aves “El Tintal”, ubicado en la División Académica de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Durante un mes, junto con algunos estudiantes del laboratorio de ornitología y bajo la dirección de expertos en la materia, llevamos a cabo una ardua preparación para certificarnos como anilladores de aves por parte del Consejo de Anillado de Norteamérica.
Dentro de la institución, en uno de los edificios de la división, se expone un gran mural obra de los artistas José Hernández Valencia, Elías Hernández Valencia y Kevin Dali Cruz Flores. Dicho mural lleva como nombre “Vecinos incomprendidos” y su objetivo es el de concientizar sobre la importancia de velar por las especies silvestres que, por alguna u otra razón, son culturalmente percibidas de manera negativa. Su obra me ha servido de inspiración para escribir este artículo.
Es común, para el ser humano, antropomorfizar a los demás seres vivos, es decir, adjudicarles características y cualidades humanas. Para algunas especies, como lo serían los animales domésticos, este proceso suele dotarlos de la atención pública y de los esfuerzos por parte de organizaciones civiles; sin embargo, para aquellas que no despiertan la empatía humana, este proceso las excluye, las convierte en seres incomprendidos y poco valorados. Lo anterior tiene como consecuencia que los esfuerzos de conservación y protección no se centren en ellas, puesto que no resultan de interés para la sociedad, ni de beneficio mercadológico para las organizaciones, políticos o instituciones que buscan la atención del público.
Murciélagos, arácnidos, aves nocturnas, reptiles y anfibios son todos ejemplos de especies animales cuyas poblaciones se ven afectadas debido a las creencias populares, el rechazo y desinterés por parte de la población, todo derivado de la poca simpatía que, por su aspecto u hábitos, generan entre las personas.
Uno de los organismos más afectados es el tlacuache, también conocido como zarigüeya, marsupial cuyo aspecto similar al de un gran roedor le ha generado desprecio entre la gente, particularmente por la falsa idea de que, al igual que las ratas negras (Rattus rattus), esta es una especie invasora. Sin embargo, el tlacuache es una especie nativa de México, cuya función en la cadena trófica es la de mantener un balance entre las poblaciones de arácnidos, pequeños invertebrados y reptiles, así como la de dispersar semillas.
Toda la vida silvestre nativa tiene una función dentro de los ecosistemas que conforman. Aquellos animales impopulares o despreciados por la cultura pop también tienen un rol imprescindible en la naturaleza; ya sean polinizadores nocturnos como los murciélagos y polillas, depredadores controladores de poblaciones como los sapos, arañas, escorpiones, serpientes y lechuzas o, inclusive, carroñeros limpiadores de materia en descomposición como los zopilotes, escarabajos, coyotes y tlacuaches.
Es nuestra responsabilidad como cohabitantes de este planeta el velar por los ecosistemas que lo conforman y de todos los seres vivos que mantienen su estabilidad ecológica. Espero que este breve texto nos ayude a reflexionar sobre la importancia de la fauna silvestre, en especial de la incomprendida, de los animales que no despiertan la empatía popular, de aquellos que no figuran en las campañas de marketing de las corporaciones multinacionales, de las políticas públicas, de la agenda animalista o de las organizaciones defensoras del medio ambiente.