En lugar de tirar las hojas, podrías pensar en compostarlas o dejarlas donde caen, ya que se descomponen y enriquecen el suelo, creando un hábitat para pequeños seres y ayudando a la naturaleza a prosperar.
¡Bienvenido al mágico mundo del otoño! Esta estación es como un lienzo que se pinta de colores cálidos, mientras las hojas caen y el paisaje se transforma ante nuestros ojos. A medida que el termómetro empieza a bajar, los árboles, como los arces, robles y álamos, se visten de gala con tonos amarillos, naranjas y rojos, gracias a un fenómeno fascinante.
Las hojas verdes son las protagonistas de esta estación del año gracias a la clorofila, el pigmento que les permite realizar la fotosíntesis. Pero cuando la luz solar disminuye y las temperaturas caen, la clorofila empieza a desaparecer, dejando al descubierto otros pigmentos como los carotenoides tonos amarillos y naranjas), y las antocianinas (tonos rojos).
Este proceso se llama “abscisión”, a medida que las hojas se desprenden, los árboles están en modo ahorro, pues descomponen la clorofila y almacenan nutrientes, preparándose para el invierno y sobrevivir al frío y la nieve.
Cuando las hojas empiezan a caer, muchas personas las ven como basura y se apresuran a barrer sus jardines, sin embargo, esas hojas son verdaderamente útiles para el medio ambiente.
Así puedes aprovechar las hojas que caen de los árboles en otoño
En lugar de tirar las hojas, podrías pensar en compostarlas o dejarlas donde caen, ya que se descomponen y enriquecen el suelo, creando un hábitat para pequeños seres y ayudando a la naturaleza a prosperar.
La hojarasca es un fenómeno natural pasa por un fascinante viaje de transformación en tres etapas para convertirse en abono nutritivo, pues en la parte superior, ese manto colorido de hojas caídas que decora el suelo en otoño es como una alfombra natural que nos invita a pasear entre los árboles.
Cuando la segunda capa, donde las hojas comienzan a descomponerse las hojas se convierte en una mezcla que se fermenta y nutre el suelo. Finalmente llegamos a la última capa: el humus, una materia orgánica espesa y oscura que crea el entorno perfecto para que las plantas crezcan fuertes y saludables.
Todo este proceso ayuda a la salud del suelo y permite que proliferen lombrices, hongos y las bacterias que ayudan a mantener el suelo en condiciones óptimas en donde también anidan capullos de polillas y mariposas, y los abejorros hacen madrigueras para evitar el frío invernal.
Para evitar que las hojas cubran por completo el pasto, puedes utilizar un cortacésped triturador para cortar las hojas en trozos pequeños. Una segunda opción es compostar las hojas y volver a ponerlas en el pasto o alrededor de las plantas.
Así que, la próxima vez que veas una pila de hojas en el parque o en tu jardín, recuerda que son parte de un ciclo maravilloso que alimenta la vida y ayuda a que la naturaleza florezca.