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El sexenio más trágico para Monclova

El sexenio más trágico para Monclova

El antagonismo entre dos personajes ajenos a Monclova como lo son Andrés Manuel López Obrador y Alonso Ancira Elizondo, ambos profundamente soberbios, ególatras, mitómanos, tiránicos y despóticos, con sus nefastas decisiones y acciones acabaron con AHMSA

Por: Juan Guerra

ESPECIAL

Las decisiones del gobierno federal han sido decisivas en la historia moderna de Monclova, Coahuila. Tanto ha sido así, que en cada sexenio y con cada cambio de presidente de la república, con decisiones políticas y caprichosas desde la Ciudad de México, Monclova tuvo, desde 1942 a la fecha, altas y bajas que fueron desde sorprendentes crecimientos hasta crisis monumentales como la que enfrenta este 2024 con la quiebra de AHMSA.

Con López Obrador, a Monclova no llegó la 4T sino la 4D, la CUARTA DESTRUCCIÓN. La decisión de instalar Altos Hornos de México (AHMSA) en Monclova en 1942 fue del gobierno federal con la aprobación directa del presidente de la república Manuel Ávila Camacho.

Esa iniciativa presidencial transformó a Monclova en una gran ciudad industrial que la colocó en una posición privilegiada en el país. Los siguientes presidentes de la república Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz mantuvieron el apoyo a Altos Hornos de México por ser un proyecto viable y estratégico para el desarrollo industrial del país.

En esos cuatro sexenios se fortaleció y consolidó el llamado “milagro mexicano” o desarrollo estabilizador de México con finanzas públicas sanas y estables con altas tasas de crecimiento. Durante todo ese tiempo, al frente de AHMSA como gerente general estuvo Harold R. Pape, quien mantenía el control operativo y “manejaba” con mucha habilidad a los directores generales nombrados por el presidente de la república en turno.

Pape tenía prácticamente carta en blanco porque AHMSA daba resultados positivos y porque la empresa creció sostenidamente durante casi tres décadas. 1 Sin embargo, la decisión del presidente Luis Echeverría Álvarez en 1970 de remover a Harold R. Pape de su puesto ejecutivo de gerente general y otorgarle el cargo honorífico de subdirector, para que José Antonio Padilla Segura tomara el control total de AHMSA como director general fue la 1D, la PRIMERA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova.

Ese cambio de timón significó el fin de la época dorada de la empresa que había tenido un desarrollo ininterrumpido por casi 30 años. Paradójicamente, esa destrucción trajo la construcción de la Siderúrgica 2 de 1974 a 1976 y la economía de Monclova tuvo un asombroso boom. Tanta fue la derrama económica en Monclova, que la ciudad creció sin control, y pronto faltaron viviendas y servicios básicos para las miles de personas que llegaron atraídas por la nueva planta. Han pasado 50 años y hasta la fecha, Monclova no se ha recuperado de esa crisis de crecimiento poblacional.

En el sexenio presidencial de José López Portillo llegó Jorge Leipen Garay, quien no solo fungió como director general de AHMSA sino también del corporativo Sidermex que agrupaba a todas las empresas siderúrgicas del gobierno como Fundidora Monterrey, Siderúrgica Lázaro Cárdenas – Las Truchas y decenas de empresas filiales.

Con gran corrupción, malos manejos, un paternalismodesmedido y demasiados problemas sindicales con la llamada línea proletaria obstaculizando la buena marcha de la empresa, Leipen Garay dejó a AHMSA sumida en una gran crisis. Así se consumó la 2D, la SEGUNDA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova. Leipen dejó un desastre en la empresa y en la ciudad. La destrucción de AHMSA no importó mucho, pues con la exagerada corrupción entre empresa y directivos con empresarios y sindicatos, la economía de Monclova se mantenía a la alza.

Hubo abundante circulante y así los problemas de AHMSA, con mucho dinero entre la población, pasaron desapercibidos aún a pesar de la crisis de México al terminar el sexenio de José López Portillo a finales de 1982.

Llegó luego la esperanza de una siderúrgica renovada con el cambio de director general que recayó en manos de Sergio Romero Roaro, exfuncionario de AHMSA, con una administración que resultó ser más de lo mismo, aunque hay que reconocer que fue un periodo más ordenado que el anterior y hubo cierta mejoría en la siderúrgica; sin embargo, también imperó la corrupción y los arreglos por debajo de la mesa.

La decisión de privatizar la empresa fue del gobierno federal por instrucciones del presidente de la república en turno, Carlos Salinas de Gortari. La privatización se anunció en 1989 y se consumó a finales de 1991, otorgándo la empresa y todas sus minas a Grupo Acerero del Norte, corporativo integrado por empresarios sin experiencia en siderurgia, que buscaron siempre su beneficio personal y llevaron adelante proyectos caprichosos, irracionales y con falta de visión de largo plazo.

Ese fue el comienzo de la 3D, la TERCERA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova. La última administración paraestatal de AHMSA estuvo a cargo de Eugenio Laris Lanis como director general a partir de 1988 y Guillermo Becker Arreola como director general de Sidermex desde 1986, quien además de la privatización de todas las empresas de Siddermex, cargó también con la “irresponsabilidad” de declarar la quiebra de Fundidora Monterrey porque así convenía a los intereses del estado.

Laris Alanís, de apariencia apacible, tuvo una actuación pasiva-agresiva para sacar adelante su encargo de preparar AHMSA para su venta, no sin antes negociar con los sindicatos para “reajustar” (despedir) a miles de trabajadores y empleados y dejar así lista la empresa entregarla al mejor postor como parte de la política de privatización de empresas paraestatales.

Del estilo tiránico de Becker Arreola no hay mucho que recordar, pero entre él y Laris Alanís abrieron el camino a la 3D -TERCERA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova-, y tan tranquilos, después su agresiva política de destrucción de AHMSA, regresaron a la Ciudad de México a seguir formando parte de la oscura burocracia del PRI.

Con esa 3D -TERCERA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova- también llegó la abundancia económica, pues los miles de trabajadores y empleados reajustados entre 1990 y 1991, recibieron aproximadamente 2.5 veces más de lo que les correspondía por ley o por contrato. Entonces, hubo una gran crisis por desempleo, pero con mucho 3 dinero circulando en Monclova por las altas terminaciones que recibieron trabajadores y empleados. Para 1992, ya con AHMSA como empresa privada, la crisis del despido masivo del personal de años anteriores pasó desapercibida y con la esperanza de los monclovenses puesta en la privatización.

Para algunos, ese cambio de manos era la solución para sacar adelante a AHMSA, mientras que para otros representaba un acto injusto de la política de vender empresas paraestatales a precios de ganga a empresarios caza fortunas impulsada por el presidente de la república Carlos Salinas de Gortari. Aseguran quienes saben, que Salinas salió multimillonario de esas “ventas”. Más que en otras empresas privatizadas, siempre se dijo que además el presidente de la república era socio o incluso el verdadero propietario de AHMSA.

Hasta la fecha, esa teoría se mantiene vigente como leyenda urbana. La transición de empresa paraestatal a privada fue de terciopelo. Entre lo mencionado de las altas terminaciones del personal y la política paternalista que tomó Grupo Acerero del Norte al tomar posesión de AHMSA -ya libre de deudas y con menos personal-, el cambio de propietario se llevó a cabo dentro de un proceso ordenado y suave.

Hubo inversiones nuevas, Grupo Acerero del Norte, con actitud demasiado paternalista, se acercó a las autoridades locales, estatales y federales para colaborar con las comunidades donde operaban las empresas, además de apoyar directamente a diferentes estratos de la población y dinamizar los contratos a empresarios locales a través del otorgamiento directo de obras o a través de las llamadas “constructoras” que brindaban a las empresas un sinnúmero de trabajos y servicios.

Más que responsabilidad social empresarial, el objetivo fue tener poder en los tres órdenes de gobierno, “meter mano” en las campañas políticas, “hacer enjuagues” con los políticos en turno y mantener controlados a los líderes sindicales. Esa política se mantuvo a base de dinero distribuido al capricho de Alonso Ancira, enfermo de soberbia y poder con el paso de los años. Muy pronto dejó de tener los pies en la tierra, si es que alguna vez los tuvo.

Pero ese boom de terciopelo duró más o menos lo que dura un sexenio, y AHMSA ya para 1997 daba señales de alerta por sus finanzas poco claras y su alta deuda. Situación que “explotó” a mediados de 1999 con la declaratoria de suspensión de pagos de AHMSA, sus subsidiarias y Grupo Acerero del Norte.

Fue una astuta salida legal de los accionistas y sus abogados sustentada en una ley obsoleta para no pagar las deudas bancarias ni a los acreedores-proveedores. Esa declaratoria de suspensión de pagos alertó a las autoridades sobre esa ley, y pronto fue reformada y convertida en la ley de concursos mercantiles en la que está sustentada la actual quiebra de AHMSA.

Y los problemas siguieron, durante el sexenio de Vicente Fox, Alonso Ancira Elizondo y Xavier Desiderio Autrey Maza, presidente y vicepresidente del consejo de administración de AHMSA, fueron acusados de evasión fiscal. Autrey fue detenido (luego liberado) en España y Ancira huyó a Israel y hasta en aguas internacionales estuvo navegando para no ser capturado.

Además, había habido cambios en la dirección general de AHMSA desde la suspensión de pagos, con la “renuncia forzada” de Alonso Ancira como director general, pero siempre obstaculizó a los directores nombrados por el consejo, pues no se resignaba a dejar el cargo y estuvo mal operando la empresa a distancia, desde Israel, donde para “garantizar” su estancia en ese país, se inventó la historia de las minas del rey Salomón y realizó inversiones sin sentido por cientos de millones de dólares, que a la postre representaron un alto costo para las finanzas de AHMSA en ese proyecto minero fallido conocido como Arava Mines.

Alonso Ancira regresó del exilio varios años después y ya en el sexenio de Felipe Calderón se obstinó en “limpiar su nombre” y a base de billetes y abogados pagados por AHMSA, logró ser exonerado del delito de evasión fiscal.

Ese hecho dice mucho de la personalidad de Alonso Ancira. Seguramente va a intentar hacer algo similar ahora que salga López Obrador y entre Claudia Sheinbaum, solo que ya no tendrá el respaldo jurídico ni económico de AHMSA. Lo tendrá que hacer con su propio dinero y sus propios abogados. 5 En 2014, AHMSA vendió a Pemex la planta de Agro Nitrogenados en US$275 millones de dólares, una empresa ubicada en Coatzacoalcos, a 1,600 kilómetros de Monclova y sin relación alguna con la siderurgia. Esa planta JAMÁS debió haber formado parte de AHMSA.

Ese fue el punto de inflexión y el preámbulo hacia la quiebra de AHMSA este 2024. El año 2018, con Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república, marcó el inicio de lo que sería la 4D, la CUARTA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova, que exterminó a la empresa por la vía más inesperada. Desde la campaña, AMLO había señalado que AHMSA había vendido a sobreprecio a Pemex su subsidiaria Agro Nitrogenados y que una vez que llegara a la presidencia, se investigaría esa operación por supuesta corrupción.

Ese caso mediático que relacionaba actos de corrupción entre AHMSA, Agro Nitrogenados, Odebrecht, Alonso Ancira y Emilio Lozoya, estaba dentro de la lista de primeras acciones de gobierno que tomaría López Obrador al llegar a la presidencia de la república.

La venta irregular de Agro Nitrogenados ya había sido dado a conocer con mucho detalle públicamente con una sólida investigación realizada por la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

Entre las peroratas más recordadas de López Obrador estaban, cancelar por corrupción el aeropuerto de Texcoco, acabar el huachicol, vender el avión presidencial, ahorrar 500 mil millones pesos anuales derivados de actos de corrupción, construir una refinería y el tren maya, además de desmilitarizar al país, entre otras tantas arengas de los discursos demagógicos y populistas de campaña con resonancia en todo el país.

AMLO cumplió algunas de ellas e incumplió la mayoría de ellas. La primera acción del gobierno contra AHMSA por la venta de Agro Nitrogenados tardó meses en llegar. Fue el 27 de mayo de 2019 cuando, sorpresivamente, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) congeló las cuentas bancarias de AHMSA y de Emilio Lozoya.

La Secretaria de Hacienda explicó que “se identificó en el sistema financiero nacional e internacional que se llevaron a cabo múltiples operaciones con recursos que presuntamente no proceden de actividades lícitas”. 6 Con esa primera acción, se trastocaron las finanzas y la administración de AHMSA, y menos de 24 horas después, un segundo golpe, Alonso Ancira Elizondo, presidente del consejo de administración de AHMSA, fue detenido en Mallorca, España en cumplimiento de una ficha roja de la Interpol con solicitud de extradición, acusado de utilizar dinero de procedencia ilícita, en referencia la venta de Agro Nitrogenados mediante un supuesto soborno por US$3.4 millones de dólares a Emilio Lozoya Austin.

El supuesto soborno no se ha comprobado, pero está documentado que AHMSA le transfirió a Emilio Lozoya esa cantidad a través de la empresa especializada en “sobornos” de Oderbrecht. Agro Nitrogenados estaba en 2014 -fecha de la venta- fuera de operación, con enormes pasivos y en huelga desde 1999.

Ese fue el preámbulo hacia la quiebra de AHMSA. En fast track limpiaron la empresa para venderla. La definitiva 4D -CUARTA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova- culmina este 2024 con la quiebra de AHMSA por las medidas tomadas por diversos actores, que se conjugaron con las acciones y reacciones equivocadas y mal intencionadas del empresario Alonso Ancira Elizondo arrastró a la empresa a la quiebra (¿o la promovió él?) .

Esa crisis de AHMSA, a diferencia de las anteriores antes explicadas, llegó sin dinero. Dejaron de pagar, pararon la empresa y los trabajadores y empleados no han recibido pago alguno desde hace casi dos años, y los que fueron despedidos no han recibido sus finiquitos. Además, el resto de los acreedores, muchos proveedores locales, tampoco han recibido los pagos pendientes. La estocada final la dio Alonso Ancira, quien para salir del reclusorio norte firmó un acuerdo reparatorio con Pemex para que AHMSA pagara US$216.4 millones de dólares en tres años. Luego desconoció el acuerdo firmado donde aceptaba vender sus acciones a la sociedad denominada Alianza Minerometalúrgica Industrial, con el pretexto de que la Alianza no había cumplido los “términos del acuerdo”.

Esa oportunidad de venta la dejó pasar Ancira por motivos personales y representaba la oportunidad de oro para mantener AHMSA operando. Si bien es posible que no se hubiera mantenido la operación al cien por ciento, la empresa no hubiera cerrado y mucho menos enfrentado la quiebra.

Alonso Ancira salió del reclusorio norte, con puro en mano, y una actitud de soberbia, prepotencia y perdonavidas a bordo de una camioneta Mercedes Benz blindada. Tomó un vuelo privado hacia Monclova donde solo citó a los directores para dejar en claro que él era el mandamás y retomó el vuelo a San Antonio, Texas, donde se refugió en su “humilde rancho”, al igual que su blandengue hermano Jorge.

Ambos millonarios en dólares y desde donde obstaculizan cualquier posible negociación para vender y traspasar las acciones de la familia Ancira y de James Pignatelli a un potencial comprador, algo que jamás sucedió porque el pleito entre Alonso Ancira y López Obrador siguió, y sigue hasta la fecha. Y es posible que con Sheinbaum todo siga igual.

Toda esa turbia historia, aderezada con el pleito interno entre Alonso Ancira y Xavier Autrey, quienes compraron AHMSA como socios, casi hermanos, a precio de chatarra y le succionaron cientos de millones de dólares a la empresa direccionados a sus cuentas personales. Autrey, desde la penumbra, ha jugado a no perder, pues con el porcentaje de acciones de Grupo Acerero del Norte que posee, pudo haberse negado a seguir el juego de Ancira, pero sus ambiciones personales y falta de carácter, siempre votó a favor de las iniciativas de las asambleas de accionistas siempre manipuladas por Alonso Ancira.

Pero el caso es que “en apariencia” AHMSA quedó en manos del fondo de inversión norteamericano Argentem de Dan Chapman y como enlace John Abbott, un incondicional de Alonso Ancira desde la década de los años 90 del siglo pasado cuando trabajaba para JP Morgan. Abbott llegó a ser director de algunas empresas filiales chatarra de Altos Hornos y fue también director de finanzas de AHMSA, cargo que curiosamente Abbott borró de su currículum.

 El antagonismo entre dos personajes ajenos a Monclova como lo son Andrés Manuel López Obrador y Alonso Ancira Elizondo, ambos profundamente soberbios, ególatras, mitómanos, tiránicos y despóticos, con sus nefastas decisiones y acciones acabaron con AHMSA, dejando sin pagos y ahora sin empleo a cerca de 20,000 trabajadores directos con afectación indirecta a cerca de 100,000 8 personas en las regiones Centro, Carbonífera, Norte y Desierto de Coahuila.

Todas las decisiones importantes para AHMSA a los largo de 82 años de existencia, han estado fuera del alcance de los monclovenses y de los trabajadores de AHMSA. Todas han sido tomadas por políticos del gobierno federal desde sus cómodas oficinas en la Ciudad de México o por empresarios ventajosos, avariciosos y desarraigados como los integrantes de las familias Ancira y Autrey.

En el sexenio que finalmente termina se conjugaron una serie de eventos desafortunados que crearon la tormenta perfecta para concretar el exterminio de Altos Hornos de México, la empresa que dio vida y prosperidad a Monclova y a toda la Región Centro de Coahuila desde hace 82 años.

Monclova es lo que es hoy, gracias a AHMSA. La 4D CUARTA DESTRUCCIÓN de AHMSA y de Monclova orquestada desde el gobierno federal conjugada con la estupidez, torpeza y mala leche de Alonso Ancira y su séquito de innombrables hermanos Manuel (+), Jorge, José Eduardo, Guillermo (+), Carlos, Linda y Lourdes y sus socios de la familia Autrey, culminó con la desaparición de Altos Hornos de México que deja un hueco irreparable en Monclova, en Coahuila y en México, pues el cierre de AHMSA crea un déficit aún mayor en la producción nacional de acero.

Si se pudiera ponderar la culpa en la quiebra de AHMSA, Alonso Ancira y López Obrados tienen la misma culpa y los dos son “irresponsables» a partes iguales. A partir del 1 de octubre, se deberían ir los dos al mismo rancho: “La Chingada”

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