A pesar de la fama y fortuna de P. Diddy, las reglas dentro del sistema penitenciario federal no permiten privilegios especiales
P. Diddy, el magnate del hip-hop, se encuentra encarcelado en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, Nueva York, acusado de tráfico sexual, crimen organizado y transporte para ejercer la prostitución.
Aunque P. Diddy es conocido por su lujoso estilo de vida, su situación en la prisión federal dista mucho de sus comodidades habituales.
¿Qué privilegios tiene P. Diddy en prisión?
A pesar de su fama y fortuna, las reglas dentro del sistema penitenciario federal no permiten privilegios especiales basados en la riqueza o el estatus social.
Timothy Smith, un exconvicto que cumplió condena en una prisión federal de Estados Unidos, dijo al Daily Mail Australia que, aunque P. Diddy sea una de las celebridades más grandes del mundo, su dinero no le ofrecerá ventajas.
«Su dinero y su riqueza no le reportará ningún beneficio», dijo al Daily Mail Australia, basándose en sus propias experiencias con reclusos de alto estatus social.
Según Smith, las instalaciones penitenciarias ofrecen pocas comodidades, y los reclusos sólo pueden acceder a artículos básicos como ropa deportiva y zapatillas, pero cualquier intento de obtener más es rápidamente controlado por las autoridades.
«En el sistema federal, las cosas están tan limitadas que no te dan privilegios adicionales por ser rico. Te permiten comprar algunas cosas básicas, como un chándal y unas zapatillas de deporte, pero eso es todo. Hacen redadas y, si intentas acaparar, te quitan todo».
Además, P. Diddy se encuentra en una unidad administrativa, lo que limita severamente su interacción con otros reclusos.
En estas condiciones, no hay televisores, radios ni otro tipo de entretenimiento habitual. La vida diaria se reduce a recibir una Biblia y un libro por semana, lo cual es un cambio drástico para alguien acostumbrado a un estilo de vida lujoso.
«La gente cree que hay televisores y radios, pero donde él vive no hay nada, ni siquiera una radio. Te dan una Biblia y un libro por semana. Eso es todo», dijo.
El acceso a la comunicación con el exterior también es muy limitado. Los reclusos solo tienen 300 minutos mensuales para llamadas telefónicas, lo que equivale a alrededor de 30 minutos al día durante 10 días.
Después de agotar este tiempo, P. Diddy, como cualquier otro preso, no podrá hacer llamadas por el resto del mes. Esta restricción es común en las prisiones federales y, según Smith, a menudo deja a los reclusos aislados y con un acceso muy limitado a su red de apoyo exterior.
Los guardias también ejercen un control considerable sobre la vida de los prisioneros, utilizando técnicas como el aislamiento para quebrar a los reclusos psicológicamente.
Finalmente, Smith mencionó que el aislamiento es una de las herramientas más utilizadas por los funcionarios penitenciarios en prisiones de alto perfil, donde las interacciones sociales y el acceso a distracciones son mínimos.
