Cada hueso que encuentran nos fortalece, nos da más ánimos para seguir esperando: Elizabeth Castillo Rábago, viuda de minero de Pasta de Conchos
Karla Cortez
LA PRENSA
SAN JUAN DE SABINAS, COAHUILA.- A casi dos décadas del desastre en la mina Pasta de Conchos, las familias de los 65 mineros atrapados siguen esperando la recuperación de los cuerpos de sus seres queridos. Elizabeth Castillo Rábago, viuda de Gil Rico Montelongo, uno de los mineros desaparecidos, no pierde la esperanza de encontrar a su esposo entre los restos que se siguen recuperando en la zona de Lumbrera 2. A pesar de los años transcurridos y de los avances lentos en los trabajos de rescate, el hallazgo de fragmentos óseos recientes ha renovado su fe. “Cada hueso que encuentran nos fortalece, nos da más ánimos para seguir esperando”, comenta Castillo Rábago.
Las autoridades han logrado acceder a áreas de difícil acceso como la galería antigua, gracias a la reducción del agua en las rampas. No obstante, a pesar de los hallazgos de pequeños fragmentos óseos y otros indicios, aún no se ha confirmado oficialmente la identidad de los restos encontrados. “Hasta el momento no nos han informado nada de manera formal”, lamenta la viuda, quien, como otros familiares, vive con la incertidumbre de no saber si su ser querido está entre los restos recuperados.
En medio de esta angustia, las familias siguen exigiendo más claridad sobre los avances de la búsqueda. “Es vital que las autoridades mantengan una comunicación constante con nosotros, porque tras tantos años de espera, la ansiedad es insoportable”, expresa Castillo Rábago. Además, recientemente se encontró una mochila con alimentos y medicamentos, pero sin elementos que pudieran identificar a los mineros atrapados. A pesar de los obstáculos, las familias continúan luchando por la recuperación total de los cuerpos y que se haga justicia.
El proceso de rescate sigue en marcha, con esfuerzos concentrados en la remoción de escombros y en la búsqueda de más restos en distintas áreas de la mina. Aunque las expectativas son cautelosas, la esperanza de poder identificar a los mineros atrapados sigue viva. A 18 años del desastre, las familias de Pasta de Conchos siguen esperando respuestas y anhelan cerrar un capítulo de dolor y sufrimiento.