Los restos óseos aún tenían colocado el auto-rescatador y una lámpara. Es el segundo hallazgo en menos de una semana
Karla Cortez
La Prensa
La madrugada de este sábado, autoridades federales localizaron la osamenta casi completa de un minero en el área de rampas de la mina Pasta de Conchos, a un metro del túnel de acceso. Junto a los restos se encontraron un equipo de autorescate y una lámpara marcada con el número 20, objetos que sugieren un intento desesperado por sobrevivir.
Elizabeth Castillo Rábago, viuda de Gil Rico Montelongo, fue informada del hallazgo por Julio Antonio Sánchez Morales, subdelegado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. La notificación se dio la mañana del sábado, y más tarde, Castillo Rábago compartió detalles: «Estaba casi entero, aún tenía cabello, llevaba puesto el autorescatador, estaba buscando una salida».
El hallazgo tuvo lugar en el túnel diagonal 18, conocido como el de arrastre, justo al iniciar las labores de recuperación en el área de rampas, donde solo se había avanzado un metro de los 538 que se prevén explorar.
Esto apunta a que los mineros fallecieron intentando escapar, lo que contradice la versión sostenida durante años por Grupo México, que argumentó que la explosión fue instantánea y que no había posibilidades de rescatar con vida a las víctimas.
Familiares de los mineros permanecen en el sitio, a la espera de más información por parte de las autoridades federales. Una antropóloga encabeza los trabajos de identificación y análisis de los restos encontrados.
Este hallazgo, además de ser un avance en las labores de recuperación tras la tragedia de 2006, pone en entredicho las declaraciones de la empresa y refuerza las demandas de los deudos por justicia y transparencia. Para los familiares, los restos hallados no solo son evidencia de lo ocurrido, sino un llamado urgente para esclarecer las circunstancias de aquella tragedia y garantizar que no se repitan negligencias como las de Pasta de Conchos.