Con procesiones, rezos y actividades comunitarias, la fe en la Virgen de Guadalupe llenó de esperanza y unión al Pueblo Mágico
Por: Lucero Velázquez
LA PRENSA
La fe y devoción hacia la Virgen de Guadalupe se vivieron con intensidad en Parras de la Fuente, donde este año las tradicionales fiestas guadalupanas destacaron por una amplia participación de toda la comunidad. Desde octubre, con el envío guadalupano, hasta el 12 de diciembre, las actividades lograron unir a personas de todas las edades en una celebración cargada de espiritualidad, tradición y esperanza.
Durante los 9 días previos al 12 de diciembre se unieron transportistas, grupos de católicos provenientes de las zonas poniente, norte, centro y sur de la ciudad, pastoral rural, grupos parroquiales, centros de catecismo, trabajadores peregrinos, la comunidad de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y estudiantes.
Las demostraciones de fe fueron acompañadas por los tradicionales matlachines, cuyas coloridas danzas fueron una forma de alabanza y devoción a la Virgen del Tepeyac.
El miércoles 11 de diciembre se llevó a cabo el magno festejo en el santuario de la Virgen de Guadalupe, el cual arrancó a las 6:00 de la mañana con el tradicional Rosario de la Aurora. A las 23:00 horas se ofició una misa especial, seguida de las Mañanitas a la medianoche, marcando la llegada del 12 de diciembre, día de su festividad.
Las actividades comenzaron el jueves 12 con misas programadas a las 9:00 y 12:00 horas, además de la bendición de los niños a las 16:00 horas, otra misa a las 17:00 y la Hora Santa a las 19:00 horas.
A decir del Padre Guillermo Medina Guerrero, la fe de la comunidad católica de Parras en la Virgen de Guadalupe sigue más firme que nunca y prueba de ello fue la gran participación
FESTEJOS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE INICIARON EN OCTUBRE
El sacerdote, compartió que este año la parroquia adoptó estrategias novedosas para fomentar una mayor integración. “En Octubre se lanzaron intenciones particulares por semana durante los 46 rosarios. Por ejemplo, en una semana se rezó por los niños y jóvenes; en otra, por los trabajadores o las mujeres. Esto les dio un sentido más profundo a las oraciones y ayudó a fortalecer la participación de las familias”, explicó.
UNIÓN INTERGENERACIONAL Y FAMILIAR
Uno de los aspectos más destacados de las festividades fue la inclusión de adolescentes y jóvenes, quienes tuvieron un papel protagónico en las procesiones y actividades comunitarias. Según el padre Guillermo, esto fue resultado de un esfuerzo por motivarlos desde el inicio, en el envío guadalupano.
“La mayoría de los jóvenes son estudiantes y trabajadores, y buscan la bendición de la Virgen para enfrentar sus retos diarios. Desde las primeras actividades, como las procesiones en barrios y escuelas, se notó su entusiasmo y compromiso”, destacó.
Por otro lado, las tradiciones más arraigadas, como los rezos de los 46 rosarios a las siete de la mañana, siguen siendo protagonizadas principalmente por adultos mayores. Este contraste, según el sacerdote, refleja cómo la devoción guadalupana logra integrar a generaciones enteras, desde los más jóvenes hasta los mayores, en un mismo espíritu de fe.
FIESTAS LLENAS DE TRADICIÓN Y SIGNIFICADO
Las festividades del 11 y 12 de diciembre, marcadas por las tradicionales mañanitas, danzas, misas y convivencia comunitaria con antojitos mexicanos, fueron el punto culminante. Además, actividades como una carrera organizada por una familia local y la hora santa destacaron el entusiasmo de la comunidad.
“Este año, notamos un cariño especial hacia el envío guadalupano, que comenzó en octubre. Las familias esperan con ansias llevar las imágenes de la Virgen a los barrios, visitando casas y llevando consuelo a quienes lo necesitan”, comentó el padre Guillermo.
UN MENSAJE DE ESPERANZA
Al cierre de la entrevista, el sacerdote enfatizó el valor espiritual y comunitario de estas celebraciones. “Reconocemos que la Virgen de Guadalupe es un símbolo de consuelo y fortaleza para las familias, especialmente para quienes enfrentan momentos difíciles. Desde nuestra parroquia, seguiremos colaborando con los barrios y motivando a jóvenes, adolescentes, trabajadores y familias a sentirse acompañados y acogidos en su fe”, concluyó.
Con una fe profunda y una participación activa, las fiestas guadalupanas en Parras de la Fuente continúan siendo un testimonio vivo de la devoción y unidad de su comunidad.