En muchos hogares, existe un hábito que no es muy bien visto por la ciencia en relación con la salud: cenar tarde. Esto es lo que dicen los expertos al respecto
La alimentación es una de las bases de una buena salud por lo que priorizar que sea balanceada, en calidad, variedad y cantidad, resulta fundamental.
Apuntar a una variedad de colores, reducir el consumo de sodio, reemplazar las grasas saturadas, limitar los azúcares añadidos, agregar más potasio, la fibra, el calcio y la vitamina D, son algunas de las recomendaciones que al respecto ofrecen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Estados Unidos).
Desde el Centro Médico Respirar (Colombia) ponen el foco en el descanso, la alimentación y el ejercicio como los tres pilares sobre los cuales se mantiene una buena salud. Sobre la alimentación en particular, señala que debemos consumir diferentes grupos de alimentos en cada comida para lograr un aporte equilibrado de nutrientes y proteínas.
Cuando se habla de cuidar la salud, y se pone como ejemplo los ejes mencionados anteriormente, se está haciendo referencia a hábitos que debemos incorporar en nuestra vida. En muchos hogares, existe un hábito que no es muy bien visto por la ciencia en relación con la salud: cenar tarde.
La Academia Española de Nutrición y Dietética sentencia que nuestro cuerpo está programado para comer de día y dormir de noche. «Mientras dormimos, el sistema digestivo descansa y aprovecha para reparar todos los tejidos implicados en la digestión», explica la nutricionista Marta Garaulet. Pero qué sucede cuando nuestro horario de cena está establecido muy tarde.
La nutricionista María de los Ángeles García García se ha encargado de explicar lo que sucede en nuestro organismo cuando concretamos la cena tarde. La experta afirma que el cuerpo experimenta un «aumento de la liberación del colesterol y la disminución del gasto energético en reposo o la tolerancia a la glucosa» algo que «nunca es buena idea». El impacto no recae primeramente en la salud, pero sí en el aumento de la grasa y el peso corporal que se relaciona con la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas.
García García advierte que no es necesario establecer un horario de cena que comience a las 20, pero si aconseja que nuestra alimentación se concentre principalmente «en las horas del día» con el fin de evitar tener una alimentación abundante antes de irnos a dormir. De esta manera, explica, favorecemos el proceso de la digestión.