Con doctorado en derecho y hoy ex Magistrado, cargo al que acaba de renunciar, llevó casos desafiantes e incluso pasó de juzgador a acusador, cuando denunció ante El Vaticano a Raúl Vera
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
El Doctor en Derecho, Hiradier Huerta Rodríguez dejó brillante legado en impartición de justicia en Monclova, pero por gajes de su oficio, en 2007 pasó de juzgador a acusador al denunciar en El Vaticano con las leyes canónicas al entonces Obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera López bajo el papado de Benedicto XVI.
Huerta, cruzó el Atlántico volando a Roma para pedir justicia a El Vaticano, cargó en su portafolio la denuncia contra Raúl Vera, lo acusó de Abuso de Potestad Eclesiástica, el clero abrió boca, y es que ese cargo pudo generar la separación del cargo del obispo quien en una homilía lo llamó rufián porque no endureció penas contra militares que en 2006 violaron a bailarinas en Castaños.
El profesionista el martes anunció su salida del Poder Judicial de Coahuila al renunciar al cargo de magistrado después de 31 años de carrera en impartición de justicia, dejó escuela, en tanto se desconoce si participaría en elecciones públicas como candidato al mismo puesto, la Reforma Judicial en Coahuila aún está en proceso, en la denuncia contra el obispo no pasó nada.
El 11 de julio de 2006, una patrulla de militares llegó al antro “Las Playas” en la zona de vicio de Castaños cuyos locales actualmente es zona de devastación, ruinas, y literalmente colocaron en el paredón de fusilamiento a las bailarinas, hubo violaciones sexuales, golpes, lesiones, humillaciones exhibiendo sus armas de alto poder.
Hiradier Huerta, en un proceso inédito porque era la primera ocasión que militares eran juzgados por autoridades civiles, condenó a tres soldados, a uno de ellos a 41 años de prisión, siendo éste Alejandro Rangel a otro a 31 años y al tercero a 21, pero hubo sentencias absolutorias, otros prófugos lo que molestó al entonces Obispo Raúl Vera quien posteriormente lo llamó en plena misa rufián.
El juzgador de Primera Instancia en Materia Penal, de entonces 33 años de edad, afirmó en esa época que las agraviadas no pudieron señalar perfectamente a los presuntos agresores, otra falló al no identificar y otra hasta se retractó de las acusaciones que había hecho.
Ahora, luego de 31años de brillante carrera judicial y con procesos extremadamente difíciles, y de encarar a los tribunales de El Vaticano, el ex funcionario judicial posiblemente a futuro en 2025 busque el favorecimiento del voto popular al mismo cargo, el caso es que sigue esperando justicia desde la Santa Sede.