Su última voluntad fue que sus restos mortales quedaran en este ejido, con el que se encariñó y visitaba siempre que podía, y al que dejó un gran legado histórico
Luis Ángel Estrada
La Prensa
CASTAÑOS, COAHUILA.- Bajo los acordes del acordeón y bajo sexto interpretados por “Los Truenos del Norte”, el cronista e historiador Lucas Martínez Sánchez vio cumplida su última petición: que sus restos fueran enterrados en el panteón del ejido Palo Blanco, un lugar que visitaba con frecuencia y al que dedicó parte de su obra. Este sábado al mediodía, en un emotivo homenaje, su cuerpo fue entregado a la madre tierra en este sitio tan significativo para él.
Los restos del prolífico escritor e historiador fueron velados bajo un tejabán, en el patio de Emmanuel Contreras, un lugar especial para el historiador, pues siempre lo recibía con alegría y cariño durante sus vistas a la comunidad, con la que Lucas también se encariñó profundamente.
La noticia de su fallecimiento, ocurrida el pasado viernes, conmocionó a familiares, amigos y habitantes del ejido. Desde esa noche, su cuerpo fue velado por las familias, quienes recordaron las charlas tan amenas, divertidas y la gran aportación que hizo el historiador a la comunidad.
Los cercanos a Lucas Martínez lo acompañaron en una vigilia llena de recuerdos y nostalgia, que culminó el sábado al mediodía con una ceremonia en la plaza principal del ejido. Durante el acto, se destacó la trascendencia de la vida y obra de Martínez Sánchez, mientras los presentes escuchaban el corrido que él mismo compuso para este lugar, un tema que ahora se convierte en un legado cultural y un homenaje perpetuo a la comunidad que tanto amó.
Entre los presentes estuvieron además historiadores y cronistas de las regiones Centro, Norte, Carbonífera y Sureste, quienes además de respeto y reconocimiento por su impecable trayectoria le tenían un gran cariño. Estuvieron también familiares directos, entre ellos su madre, hermanos y sobrinos.
Posteriormente, el cortejo fúnebre se dirigió al panteón, donde los ejidatarios esperaban para dar el último adiós a uno de los personajes más queridos de Palo Blanco. Rodeado de palabras de gratitud y gestos de respeto, Lucas Martínez fue sepultado en la tierra que eligió como su hogar eterno, un gesto que simboliza su profundo vínculo con la comunidad.
Su sepultura quedó en el panteón del ejido Palo Blanco, donde estaba dispuesta la fosa que recibiría sus restos, como un hijo más del poblado. Con toda humildad y sin aspavientos, así como era el historiador. Su última morada, cubierta totalmente de flores, quedó enmarcada por el Cerro del Mercado a la distancia.
En su velación, “Los Truenos del Norte” interpretaron el corrido de Palo Blanco, de la composición de Lucas Martínez, un canto al ejido y también canciones de despedida, que lo acompañaron hasta las últimas paletadas de tierra durante su sepultura.
El historiador, conocido por su incansable labor en la investigación y difusión de la historia regional, dejó un legado invaluable que incluye libros, canciones y relatos que perpetúan la identidad y cultura de lugares como Palo Blanco. Su contribución a la memoria colectiva de Coahuila y su dedicación a preservar las historias locales serán recordadas por generaciones.
La despedida de Lucas Martínez no solo marcó un momento de duelo, sino también una celebración de su vida y obra, un homenaje a un hombre que encontró en Palo Blanco su inspiración y su última morada.