La Prensa
Milenio
Tom Homan, designado por Donald Trump como «zar de la frontera», aseguró que las operaciones para llevar a cabo una deportación masiva de migrantes «han comenzado».
«Las operaciones del Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) han comenzado hoy. Dimos la orden de priorizar la seguridad ciudadana», dijo en entrevista con Fox News.
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«Hubo una discusión sobre Chicago, porque el plan operacional se filtró y tuvimos que reevaluarlo, pues había preocupaciones por la seguridad», comentó al ser cuestionado por las redadas.
Ayer, Donald Trump firmó varios decretos dirigidos a frenar la migración irregular. Entre ellos destacó la declaración de emergencia nacional en la frontera sur del país, que trajo consigo a militares en el muro fronterizo.
Tom Homan no dio detalles sobre qué operaciones estaban en marcha, limitándose a decir que el ICE estaba haciendo cumplir la ley.
A la pregunta por la suspensión de un programa para refugiados procedentes de Afganistán y otros países, Homan dijo a CNN que había «un enorme problema de investigación» que debía abordarse.
Están en la mira 700 mil personas con estatus migratorio irregular, según comentó Homan.
Senado aprueba ley antimigrante
El Senado de Estados Unidos votó el lunes a favor de endurecer las medidas contra migrantes ilegales acusados de delitos, en un esfuerzo del Congreso liderado por republicanos por empezar a cumplir las promesas del presidente Donald Trump el mismo día que empezó su segundo mandato.
La Ley «Laken Riley», que exige la detención de migrantes indocumentados acusados de delitos relacionados con robo, lleva el nombre de una estudiante de 22 años asesinada por un migrante venezolano indocumentado que era buscado por robar en tiendas.
El proyecto de ley fue aprobado en la Cámara Alta por 64 contra 35 votos dos semanas después de su curso positivo en la Cámara de Representantes.
Sin embargo, el Senado recién inaugurado (ahora bajo control de los republicanos tras las elecciones de noviembre) agregó un cambio que amplía la detención obligatoria por «delitos que resulten en la muerte o en lesiones corporales graves».
Con ese añadido, el texto debe volver a la Cámara Baja para una última votación, que no ofrecería mayor obstáculo, y luego aterrizar en el escritorio de Trump, cuya firma lo convertiría en ley.