La violencia en México ha alcanzado niveles alarmantes durante los gobiernos de Morena, consolidándose como los más violentos en la historia del país. Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre 2018 y 2024, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador acumuló más de 156,000 homicidios dolosos, superando los 120,463 homicidios registrados durante la administración de Enrique Peña Nieto y duplicando los 60,000 homicidios ocurridos en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Estas cifras reflejan el fracaso de la estrategia de “abrazos, no balazos”, que ha resultado insuficiente para enfrentar la creciente ola de criminalidad.
El impacto de esta crisis de seguridad es aún más evidente en estados gobernados por Morena, como Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Colima, que lideran las tasas más altas de homicidios por cada 100,000 habitantes. Por ejemplo, Zacatecas se ha convertido en una de las entidades más violentas del país, registrando una tasa de 111 homicidios por cada 100,000 habitantes, el triple del promedio nacional. Michoacán, bajo administración morenista, continúa enfrentando conflictos entre cárteles, mientras que Guerrero y Colima reportan altos niveles de violencia, desplazamientos forzados y ataques constantes contra civiles.
En contraste, Coahuila, gobernado por el PRI, ha demostrado que es posible mantener la seguridad a través de estrategias efectivas y coordinación entre los tres niveles de gobierno. Con una tasa de homicidios significativamente menor al promedio nacional, la entidad se ha consolidado como un ejemplo de cómo implementar políticas públicas que prioricen la seguridad de los ciudadanos. Mientras que en estados de Morena la percepción de inseguridad alcanza hasta el 89%, en Coahuila este indicador se mantiene bajo, gracias a la inversión en tecnología de vigilancia, la capacitación de fuerzas policiales y una estrategia integral de blindaje territorial.
Además de los homicidios, otro indicador crítico es el de los delitos de alto impacto, como el secuestro y la extorsión. En estados gobernados por Morena, estos crímenes han aumentado exponencialmente, afectando la calidad de vida de las familias mexicanas. Por el contrario, Coahuila ha logrado contener este tipo de delitos, con índices de incidencia muy bajos en comparación con la media nacional, resultado de la coordinación entre las instituciones de seguridad y la colaboración con el sector privado y la sociedad civil.
Mientras los estados gobernados por Morena parecen estar rebasados por la delincuencia y el descontrol, Coahuila muestra que con planeación y liderazgo se pueden obtener resultados positivos. La seguridad en esta entidad es un ejemplo de cómo un gobierno comprometido puede marcar la diferencia, destacando la importancia de gobernar con responsabilidad y enfoque estratégico. La comparación deja en evidencia que Morena no ha logrado cumplir con sus promesas de seguridad y ha dejado al país sumido en una de sus peores crisis de violencia.