La Prensa
Agencias
El llamado “efecto Andy”, es decir, la posibilidad de que Andrés López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, aspire a la presidencia en 2030, y el intento panista para atajarlo, dejó nuevas rencillas internas en la bancada de diputados de Morena.
Hubo señalamientos de negociaciones sin autorización, machismo y hasta de haber caído “en la trampa” de los panistas.
Este viernes, a dos días de que comenzó el episodio entre el coordinador de los diputados de Morena, Ricardo Monreal, y la vicecoordinadora de los morenistas, Gabriela Jiménez, ambos hicieron las paces y acordaron volver al camino de la unidad, misma que, según expresaron por separado, no quedó mermada.
El nuevo capítulo de la disputa interna lo inició Monreal el miércoles 5 de marzo, un día después de que el pleno de la Cámara aprobara la minuta procedente del Senado para reformar la Constitución, prohibir la reelección consecutiva, y el “nepotismo electoral”, pero este a partir de 2030 y no en las elecciones intermedias de 2027.
El cambio a la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum fue empujado por el Partido Verde.
Desde 2018, Morena ha evitado acuerdos con la oposición en el Congreso. Pero esta vez hubo un presunto pacto con el PAN ventilado por Monreal.
En el “Taller de Lectura” que imparte cada mes ante diputados de Morena, y que el mismo Monreal difunde en sus redes sociales, el legislador acusó que hubo negociaciones no autorizadas con la bancada de Acción Nacional (PAN) para aprobar esa reforma con vigencia a partir de 2027, y que incluso se logró a cambio de prohibir que los hijos del expresidente estuvieran impedidos a buscar la candidatura presidencial.
“Y caímos en la trampa de algunos de la oposición. No, pero lo buscaron (al PAN) sin autorización del grupo, esa es otra cosa y le dicen: ‘yo traigo 100 votos¡. Entonces le dice: a mí me lo dijo Döring: ‘100 votos nos ofrecieron y nosotros les dijimos, sí, a cambio de que los López estén 10 años fuera’. Órale ¿Pero cómo vas a negociar tú eso?», acusó.
Minutos después fue entrevistado, pero negó saber sobre esa negociación de la que él mismo habló ante los morenistas: “no sé de qué me habla y la verdad es que soy un hombre de los clásicos y no he hablado con Federico Döring (del PAN). Tendría que preguntarle a él con quién habló”.
Las pláticas con el PAN a las que hizo referencia las realizó la vicecoordinadora de Morena, Gabriela Jiménez, pero esta rechazó que se haya negociado algo a cambio, e incluso que haya habido acuerdos.
Ese mismo día, Jiménez se desistió de seguir adelante en las conversaciones al admitir, en la sesión pública de dictaminación de la reforma, que al regresar el asunto al Senado les faltarían los votos del PVEM para prohibir el nepotismo desde 2027, lo que hubiera congelado la minuta.
Jiménez además declaró que lo que ya no insistiría en hacer cambios para retomar la fecha propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum (2027).
Esto, porque en el Senado se estableció el compromiso de Morena con su aliado, el PVEM, según admitió el presidente de la mesa directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, de no establecer la prohibición de nepotismo sino hasta 2030.
La versión que trascendió es que el PVEM busca que la senadora de ese partido, Ruth González, esposa del actual gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo -también militante verde- suceda en el cargo a su marido. La legisladora no ha descartado su interés en el cargo, pero ha mencionado que nunca ha dicho que sí se postulará.
En entrevista, el miércoles 5 de marzo, y tras las acusaciones de Monreal de pactos entre morenistas y el PAN, el líder de los diputados del blanquiazul, Elías Lixa, recordó que fueron pláticas que se comentaron públicamente –incluso en la sesión de comisiones donde se dictaminó la minuta- y ahí mismo su partido pidió respaldo a su iniciativa para impedir que los “familiares presidenciales” busquen el cargo hasta después de 10 años.
“A nosotros nos busca la vicecoordinadora de Morena preguntando si nosotros estaríamos dispuestos a construir en torno al cambio de fecha. Y nosotros ya lo habíamos dicho públicamente: claro que sí. Después me invitaron a una reunión en la que formaba parte la vicecoordinadora de Morena y la vicecoordinadora del PAN, Noemí Luna, y dije que sí, por supuesto», expresó Lixa.
“En esa reunión me hablaba del interés de al menos 115 legisladoras y legisladores de Morena para, quizás lograr el cambio de fecha, (…) dijimos: pues si se junta la mayoría, cuenten con los votos del PAN. Pero también les dije en ese momento, si ya estamos dialogando, pues resulta pertinente que estudien también la propuesta que está haciendo el PAN, y que incluía impedir nepotismo en cargos desde donde se pudieran firmar contratos e incurrir en tráfico de influencias».
Mientras, el otro vicecoordinador que cabildeó con el PAN, Alfonso Ramírez Cuéllar, también metió reversa y subió a tribuna el martes 4 a presentar la reserva para modificar la fecha de entrada en vigor, pero ahí mismo decidió retirarla.
Acusan machismo
Tras los señalamientos de Monreal por haber “pactado con el PAN” y supuestamente para afectar a los hijos de López Obrador, en la bancada de Morena trascendieron acusaciones de “traición”.
Por ello, la vicecoordinadora Jiménez atajó: “como vicecoordinadores (ella y Ramírez Cuéllar) tenemos la función de poder hacer vínculos con cualquier otra fuerza. No necesitamos pedir permiso. De hecho ningún diputado necesita permiso para poder hacer cualquier vínculo”.
El miércoles 5, tras la votación, la morenista dijo que buscó a Monreal, pero no pudo platicar con él, por lo que el jueves, en un comunicado, condenó: “traición es permitir que la vieja política siga operando bajo nuevas siglas”.
“Con tristeza y desconcierto quiero expresar mi firme rechazo a las afirmaciones e insinuaciones realizadas por el coordinador Monreal, las cuales son absolutamente falsas”, aseveró la morenista, quien señaló a su coordinador de intentar difamarla.
Defendió el derecho de todo legislador a establecer contacto con diputados de otras bancadas, sin necesidad de “pedir permiso”.
Pero este viernes, la legisladora declaró que hizo las paces con Monreal, mientras que éste matizó su postura: “no hay ninguna desobediencia, todos los diputados y diputados tienen derecho de conversar y de platicar con quien quieran en este grupo parlamentario, hay libertad y los derechos de cada uno está a salvo. No hay ningún problema”.
Atajó, eso sí, que quien conduce las negociaciones es él, salvo que el grupo parlamentario le autorice a alguien más llevar las pláticas.
Monreal aprovechó para cerrar filas en torno a los hijos del presidente.
«Mientras yo sea el coordinador no vamos a admitir que se le ofenda a la expresidente Andrés Manuel López Obrador y tampoco a su familia, pues consideró que la iniciativa del PAN y el tono en que fue planteada era una ofensa», manifestó.
Respecto a Andrés López Beltrán, hijo del expresidente, dijo que él buscará que su figura se enaltezca y se mantenga incólume.
«Porque ha respetado lo que él dijo, que él iba a estar separado de la función pública y ha honrado su palabra. Entonces, para mí su legado (de AMLO) es muy fuerte, y por eso reconozco que sin él creo que nadie estaría aquí en la bancada de Morena, pero también en muchos de la bancada del PT y del Verde”, abundó.
Viejas rencillas internas
Desde que inició la 66 Legislatura y Monreal asumió la coordinación de la bancada, con Pedro Haces como “coordinador de operación política” comenzaron las fricciones, pues se le darían facultades para nombrar subcoordinadores, llevar las relaciones interinstitucionales con el gabinete y dependencias de los tres niveles de gobierno y el sector empresarial, además de tomar parte en decisiones de seguridad y actos protocolarios de la Cámara.
A las vicecoordinaciones de la bancada, como la que encabeza Jiménez, se les relegó al dejar la facultad, por ejemplo, de convocar a reuniones del grupo parlamentario.
En octubre, al aprobar el reglamento interno de la bancada, se logró matizar los “superpoderes” de Haces, pero eso no ha eliminado la confrontación interna, que siguió después con acusaciones de que este decidió la distribución de comisiones entre los morenistas.
A esa disputa siguió otra confrontación interna en la bancada y contra Jiménez, exdirigente de “Que siga la democracia”, organización que promovió la entrega de firmas ante el Instituto Nacional Electoral (INE) que hiciera posible el proceso de consulta revocatoria en el sexenio de López Obrador.
Aunque lo hizo supuestamente sin vinculación partidista, a la postre obtuvo la postulación y militancia de Morena, a la que hoy pertenece. Pero la organización, que ahora encabeza su esposo Edgar Francisco Garza Ancira, solicitó al INE su registro como nuevo partido y está en ese proceso.
Por esa razón, la Comisión de Honestidad y Justicia inició un proceso sancionador en contra de Garza, pues al buscar otro partido ajeno a Morena violaría los estatutos; por ese caso Jiménez es señalada también de “traicionar” los principios del partido guinda, por lo que tuvo que salir a defenderse y aclarar que ella no está detrás de esa nueva fuerza política.