De manera reciente hemos escuchado sobre una guerra comercial entre nuestro país vs nuestro mayor y mejor socio comercial, los Estados Unidos de América, pero, que significa esto.
Cual si se tratará de una guerra, pues en realidad lo es, existen armas que se utilizan con el fin de proteger la economía local, es decir México con sus armas, poderosas o no, intenta cuidar su economía. Lo mismo sucede con nuestros vecinos del norte. Las herramientas económicas que se utilizan, son tanto barreras jurídicas como económicas. Ambas se utilizan para proteger la economía e intentar detonarla desde su interior. De hecho, desde 1938 hasta 1982, México aplicó un sistema económico llamado “crecimiento desde adentro”, con el cual se incentivó la producción de mercancías que se importaban, ocasionando por un lado inversión y generación de empleos. La estrategia era sencilla, altos aranceles a las importaciones de productos que producíamos o pudiéramos producir en territorio nacional.
Con el intento de la guerra comercial de América del Norte -pues los tres países estamos involucrados- las consecuencias serían catastróficas desafortunadamente como cualquier guerra, pues el meter “reversa” al proceso de globalización o internacionalización de la producción, de tres economías tan ligadas, lo único que se lograría es inflación, pérdida de inversiones y aumento en la tasa de desempleo.
Si el Presidente Trump llegará imponer aranceles a las importaciones que realizan en su país desde México, ese impuesto al final de la cadena de pagos la pagará el consumidor final. A esta acción norteamericana la reacción menos conveniente para nuestro país sería reaccionar la misma manera pues los precios en México aumentarías, de hecho, esta situación no exime que con sólo los aranceles de Estados Unidos los precios en nuestro país aumenten, pues bastaría mencionar que mientras nosotros les exportamos petróleo crudo se los volvemos a importar ya refinado es decir en forma de gasolina.
La guerra comercial por supuesto que no es la ruta a seguir para lograr desarrollo y crecimiento económica, pues la tendencia de la historia universal es la globalización, fenómeno que se desarrolla de manera cada vez más rápida, fenómeno intrínseco del sistema económico.
Definitivamente a nadie le conviene una guerra comercial.