En Sinaloa, la desaparición forzada de menores de edad es una problemática alarmante que afecta a numerosas familias
La Prensa
Agencias
En el periodo de la “narcoguerra”, de septiembre de 2024 a febrero de 2025, un total de 85 menores de edad fueron reportados como desaparecidos en Sinaloa, de los cuales 22 casos ocurrieron en Mazatlán. Los casos del puerto se concentran en la colonia Benito Juárez y los fraccionamientos Pradera Dorada y Santa Fe Los Ángeles, esta última zona, de acuerdo a la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, es donde más casos con menores como víctimas han ocurrido.
Las autoridades han implementado programas como la Alerta Ámber y el Protocolo Alba, pero los esfuerzos parecen no ser suficientes para frenar el incremento de las desapariciones, especialmente entre adolescentes
Aunque no es un dato que se mencione explícitamente en los informes oficiales de la Fiscalía General del Estado, un recopilatorio realizado por esta casa editorial exhibe a los fraccionamientos Santa Fe Los Ángeles y Pradera Dorada, además de la colonia Benito Juárez, como las más afectadas por la desaparición de menores.
En estos sectores, principalmente de carácter popular y con una notable presencia de grupos criminales, los menores se han convertido en víctimas de secuestros y desapariciones, que van desde el tráfico de personas hasta el reclutamiento forzoso por parte de organizaciones delictivas.
“Tengo meses que no sé nada de mi hijo, quería reportar, pero me dijeron que si reportaba o si me andaba con ‘panchos’, me lo regresaban en pedazos. Ya no aguanto, la verdad, nunca voy a dejar de ser su madre”, dijo Ana “N”, quien pidió que se reservara la identidad de su hijo y la de ella por seguridad, pese a que su hijo ya fue boletinado en la Comisión Estatal de Búsqueda
La violencia que caracteriza estas zonas es el contexto bajo el cual los menores son arrebatados de sus hogares, o sencillamente desaparecen sin dejar rastro.
En muchas ocasiones, las desapariciones no solo son el resultado de las actividades criminales locales, sino también de la creciente influencia de cárteles nacionales que operan en la región