Cynthia Martínez y su esposo acuden periódicamente al cauce natural para limpiar lo que otros tiran, pero es una tarea interminable. Esta es una contribución al medio ambiente y la enseñanza a base de ejemplo a sus hijos
Por Iván Villarreal
La Prensa
Con el objetivo de inculcar valores de responsabilidad y cuidado del medio ambiente, Cynthia Martínez, acompañada de su esposo Héctor Liñán y sus dos hijos, Eliza y Héctor, acude al cauce del río Monclova para limpiar la basura que otros dejan atrás. Sin embargo, esta labor, aunque gratificante, se torna frustrante ante la falta de conciencia de algunos visitantes.
“Venimos porque queremos enseñar a nuestros hijos a cuidar los lugares naturales, pero da coraje recoger siempre la misma basura. Lo hacemos con gusto, pero no se entiende por qué hay personas que no cuidan lo que tenemos”, expresó Cynthia mientras observaba a su familia recolectar desechos. Su esposo carga bolsas llenas de desperdicios hacia su camioneta, y los pequeños, con esfuerzo, levantan bolsas de frituras, platos y vasos de unicel.
La familia Martínez no está sola en esta tarea. Otros voluntarios se han sumado a limpiar áreas como el Charco de San Pedro, pero todos enfrentan el mismo problema: limpian el paraje natural y, al día siguiente, la basura regresa. “Es desalentador ver que nuestro esfuerzo se repite una y otra vez”, comentó un voluntario del colectivo “Volviendo al Río Monclova”.
Con el inicio de las vacaciones de Semana Santa, el primer fin de semana registró un aumento de visitantes al río Monclova, y se espera que la afluencia crezca en los próximos días. Por ello, Cynthia y los voluntarios hacen un llamado a la ciudadanía: “Pedimos que cada persona recoja su basura y respete la flora y fauna. Es responsabilidad de todos cuidar estos espacios”.
La labor de familias como la de Cynthia refleja un compromiso con el medio ambiente, pero también un recordatorio de la necesidad de una mayor conciencia colectiva para preservar los tesoros naturales de Monclova.