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El incremento de contagios y sospechas de contraer el virus que ha acabado con la vida de más de 4 mil 500 personas en Coahuila, causó una enorme demanda en las pruebas para detectar este padecimiento en las personas, pese a saber que las pruebas rápidas no son las más confiables del mercado, pero sí las más económicas.
Desde principios del mes la compra de estas pruebas se dispararon, debido a las fiestas decembrinas y las reuniones del 6 de enero, pues cada vez más personas sospechan de ser portadores del virus de Covid-19.
Con precios que rondan los 500 pesos, la Región Sureste prácticamente se quedó sin estas pruebas, las únicas posibles de conseguir son a través de las redes sociales y sin una garantía de una buena procedencia, pues hay un sin número de marcas, algunas no avaladas por la COFEPRIS.
La farmacia Benavides fue pionera en cuestión del tema del Covid-19, siendo de las primeras en traer a la población mascarillas, gel antibacterial, caretas y otros instrumentos que sirvieron para proteger a la ciudadanía de estos contagios, así lo fue también con las pruebas rápidas aplicadas por médicos.
“Ya no hay, y quién sabe cuándo vuelva a haber, son demasiadas las personas que vienen a preguntar por las pruebas, mucha gente estuvo viniendo a hacerse prueba en estas últimas semanas, no hacemos caso y seguimos en la calle”, afirmó la vendedora de uno de los establecimientos farmacéuticos.
A diferencia de la prueba PCR que aplica la Secretaría de Salud, la cual se toma un muestreo con ayuda de hisopos por dentro de la nariz y la garganta, esta prueba rápida utiliza solamente una muestra de sangre, para saber si tu sistema inmunológico ha generado anticuerpos, pero los especialistas indican que estos exámenes tienden a salir mal.