La medida drástica se aplica en el ganado mexicano, tras confirmar la propagación del gusano barrenador
Edith Reséndiz
LA PRENSA
Las malas decisiones del gobierno federal encabezado por Morena han provocado un nuevo golpe a la economía nacional: el cierre parcial de la frontera sur de Estados Unidos a las importaciones de ganado mexicano, una medida drástica anunciada por la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos (USDA) tras confirmar la propagación del gusano barrenador del ganado (New World Screwworm, NWS) en diversos estados del país.
La secretaria federal estadounidense, Brooke Rollins, fue contundente al señalar que, a pesar de los acuerdos bilaterales y las advertencias previas, el gobierno mexicano no implementó acciones eficaces ni oportunas para contener la plaga, lo que llevó a tomar la decisión de suspender por lo menos durante 15 días el paso de ganado bovino, equino y bisontes vivos a través de los puertos de entrada en la frontera sur. La medida podría extenderse mes a mes si no se demuestra control efectivo.
Esta suspensión representa un golpe directo al sector ganadero mexicano, que ya venía resintiendo los efectos de la incertidumbre, la falta de apoyo técnico y la caída de la confianza internacional en las instituciones agropecuarias del país. Además, evidencia la incapacidad del gobierno de la 4T para enfrentar retos sanitarios y comerciales, afectando directamente la relación bilateral con uno de nuestros principales socios.
La plaga fue detectada en Oaxaca y Veracruz (ambas entidades gobernadas actualmente por MORENA), a tan solo 700 millas de la frontera con Texas, y aunque México reconoció el problema y firmó compromisos de cooperación, la negligencia y la burocracia federal dejaron avanzar el parásito sin una contención real, poniendo en riesgo la salud animal y humana, y el sustento de miles de productores.
Mientras el secretario mexicano Julio Berdegué intenta minimizar el impacto diplomático, la realidad es clara: Estados Unidos culpa directamente al gobierno mexicano por la falta de control, y los productores nacionales pagan las consecuencias de un gobierno que se ha quedado corto en materia agroalimentaria.