“NO SOY VÍCTIMA, SOY SOBREVIVIENTE”
Con tres hijos y una meta clara, se abrió paso entre la violencia y el miedo para comenzar otra vez
Por: Lucero Velázquez
LA PRENSA
PARRAS, COAHUILA. – Blanca Rosa Ortiz Montes conoce el precio de empezar de nuevo. Fue madre a los 17, vivió una década de violencia en silencio y, en 2020, tomó la decisión de huir con sus tres hijos para salvar su vida. Hoy, con trabajo, estudios y constancia, se ha abierto camino como sommelier en una vitivinícola local. Su historia no es de derrota, sino de resistencia.
Nacida un 12 de mayo de 1995 en Parras de la Fuente, Blanca creció como una niña alegre, brillante y llena de sueños. En la escuela destacaba no solo por su inteligencia, sino por su simpatía. Siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a ayudar.
Pero la vida, muchas veces impredecible, le presentó un giro temprano. A los 16 años, una relación amorosa la llevó a enfrentar una maternidad prematura. A los 17 ya era madre de Ximena. Luego vinieron Brayan y Sofía, formando una familia por la que Blanca lo dio todo… incluso su bienestar.
Diez años vivió en un matrimonio marcado por la violencia emocional, económica y física. Diez años de lucha silenciosa, de intentos por rescatar lo que ella soñaba como una familia feliz. Pero las heridas eran más profundas que las promesas rotas.
Fue en enero del 2020 cuando, después de tantas noches de llanto, de fuerza reunida en silencio, Blanca tomó una decisión que cambiaría su destino y el de sus hijos: regresó a casa, a los brazos de sus padres, Blanca Montes y Juan Ortiz. Aquellos brazos que jamás se cerraron, que la recibieron con amor, sin reproches, solo con el deseo de verla brillar de nuevo.
Con tres hijos y el corazón reconstruyéndose, Blanca comenzó de nuevo. Trabajó como cajera, luego en intendencia, después en cocina. Pero el universo tenía algo reservado para ella: una nueva pasión entre barricas y uvas.
La vitivinícola local se convirtió en su segundo hogar. Ahí, no solo ascendió profesionalmente, sino que se encontró a sí misma. Se preparó, estudió, y en 2023 se graduó como sommelier. Hoy, Blanca no solo comparte el arte del vino a turistas de todo el país, también cuenta, sin miedo, una historia que inspira.
Este Día de las Madres, Blanca no celebra desde el lugar de la perfección, sino desde la valentía. Es madre, trabajadora, hija, soñadora. Es la voz de muchas mujeres que aún no se atreven, que aún no pueden, pero que saben, en el fondo, que también pueden comenzar de nuevo.
“Yo no soy una víctima, soy una sobreviviente. Mis hijos son mi mayor motivación, y cada paso que doy es por ellos… y por mí”, dice, con los ojos brillantes y el alma firme.
Hoy Blanca vive con sus hijos en la casa que logró comprar con su esfuerzo. Y sigue soñando. Porque hay amores que fallan, pero el amor de una madre… ese nunca se rinde.