A pesar del cumplimiento de normas y protocolos internacionales; así lo señaló la Cameintram
Por Staff/Agencia Reforma
La Prensa
CD. DE MÉXICO.- Tras el percance registrado durante la maniobra de zarpe del buque escuela Cuauhtémoc en Nueva York, este fin de semana, la Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo (Cameintram), señaló que a pesar del cumplimiento de normas y protocolos internacionales, existen factores naturales que pueden incidir en la seguridad de las maniobras.
José Manuel Urrieta, presidente del organismo, consideró en un comunicado que el buque no tuvo la propulsión necesaria y quedó a merced del viento y fuerte corriente, impactando en el puente.
Señaló que otro factor que contribuyó a dicho percance fue el remolcador, auxiliar en la maniobra, quien lo dejó a la deriva.
Explicó que en el caso de México, la Secretaría de Marina y la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante supervisan que estas normas se cumplan, tanto en buques nacionales como en embarcaciones extranjeras que operan en aguas del País.
Recordó que las operaciones de navegación y atraque de los buques, incluidos los cargueros, se rigen por normas internacionales y protocolos diseñados para garantizar la seguridad de las embarcaciones, su tripulación y el entorno marítimo-portuario.
No obstante, advirtió que a pesar del cumplimiento de dichas normas y protocolos existen factores naturales que en ocasiones pueden incidir en la seguridad de las maniobras marítimas, entre ellas como corrientes fuertes, mareas cambiantes o ráfagas de viento.
“Éstas pueden afectar la precisión de una maniobra de atraque o zarpe, especialmente en espacios reducidos como canales o puentes. Estos elementos son evaluados constantemente por las autoridades portuarias, pero su comportamiento puede ser variable en cuestión de minutos”, sostuvo.
Urreta recordó que el mar es un entorno dinámico, y aunque se sigan todas las reglas establecidas, hay variables como la meteorología o las condiciones del agua que pueden alterar una operación perfectamente planificada.
Agregó que este tipo de situaciones no necesariamente indican fallas humanas o técnicas, sino que forman parte del riesgo inherente a la navegación marítima, el cual es considerado en los sistemas de seguridad y en los entrenamientos del personal.
“Durante maniobras de zarpe o atraque, una corriente repentina o una racha de viento no prevista puede modificar la trayectoria del buque, a pesar de que se sigan los procedimientos establecidos y se cuente con apoyo técnico y de personal especializado”, enfatizó.
Por último, mencionó que entre las principales disposiciones que regulan la seguridad de los buques, se encuentra el Convenio SOLAS (Safety of Life at Sea), norma internacional en la que se establece requisitos sobre construcción, equipo, navegación, prevención de incendios, salvamento y protección de la vida humana en el mar.
Así como el Código ISM (International Safety Management Code) el cual obliga a las navieras a implementar sistemas de gestión de seguridad que aseguren operaciones seguras, prevención de accidentes y protección del medio marino.
Además del Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes en el Mar (Colreg), en el cual se establecen las reglas de navegación que deben seguir todos los buques para evitar colisiones, incluyendo señales de maniobra, velocidad segura y derechos de paso.
Y el Convenio MARPOL (Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques) el cual se centra en la protección ambiental e incluye disposiciones de operación segura relacionadas con el manejo de residuos y sustancias peligrosas.