Este es el testimonio de una paciente oncológica que denuncia una cadena de omisiones y demoras en su tratamiento
Por Iván Villarreal
La Prensa
Ada Verónica Méndez López, de 46 años, es una mujer fuerte, una trabajadora incansable que dedicó buena parte de su vida al servicio de su comunidad. Hoy, enfrenta una lucha desigual contra el cáncer, agravada —según su testimonio— por una cadena de omisiones y demoras en su tratamiento por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Originaria de la colonia Lomas de San Miguel, actualmente vive con su hija en la colonia Praderas, donde recibe los cuidados básicos luego de que su salud se deteriorara gravemente. “Me trajo para estar al pendiente de mí”, relata Ada Verónica, quien ya no puede valerse por sí misma.
Un diagnóstico tardío
Todo comenzó con una espera. “En el IMSS me tardaron en mandarme las radiaciones, y ya cuando me mandan, pues ya estoy invadida y había hecho metástasis”, cuenta con voz apagada. Después de ser enviada a Monterrey para estudios más avanzados, le confirmaron lo peor: ya no era candidata a tratamiento oncológico.
Su caso, asegura, es resultado de una negligencia médica. En septiembre del año pasado, se le notificó que su tratamiento ya estaba listo en Saltillo. A pesar de esto, los directivos de la Clínica 7 del IMSS en Monclova decidieron no autorizar su traslado, argumentando falta de presupuesto. “Aunque les hablaron directamente de Saltillo para decirles que ese medicamento era específicamente para mí, no me dejaron ir”.
En octubre volvió a recibir la misma llamada, pero nuevamente fue retenida. Finalmente, en diciembre fue enviada a Monterrey, pero ya era demasiado tarde: el cáncer había avanzado sin control. “Me dijeron que ya no había nada que hacer”.
Incapacidades retiradas y abandono institucional
Además de enfrentar su enfermedad, Ada Verónica también tuvo que lidiar con el retiro de su incapacidad médica. “Después de un año incapacitada, me mandan a trabajar en septiembre. A la semana me llaman de Saltillo para mi tratamiento, pero ya no me dejan salir”.
El médico que firmó su alta fue el doctor Anselmo Baranda. Desde entonces, su atención médica ha sido mínima. “Nada más voy por medicamento y por la incapacidad. Ya no me hacen estudios, no me revisan, solo me tienen esperando”, expresa con frustración.
Una vida entregada al trabajo social… sin respaldo
Ada Verónica no es una desconocida para muchos actores políticos locales. Desde 2004 trabajó en diversas campañas como promotora del voto y organizadora en colonias vulnerables. “Nunca tuve un puesto formal. Siempre trabajé, se acababa la campaña y adiós”.
Hoy, su voz es un llamado a esas mismas personas a las que apoyó durante años. “Yo sé que me conocen. Les pido de corazón que me ayuden, que me apoyen para poder atenderme con un médico particular, donde me hagan estudios, donde revisen si el medicamento que me dieron está funcionando. Es lo único que pido”.
Apoyo familiar y lucha cotidiana
A pesar del abandono institucional, Ada Verónica no está sola. Su hija la acompaña y cuida en todo momento. “Allá en mi casa me quedaba sola. Aquí estoy con mi hija, gracias a Dios”.
Sin embargo, la sensación de que no se hizo lo suficiente la persigue. “Yo fui con tiempo, me dijeron que no había presupuesto. Esa tardanza me costó la salud. Me empeoró todo”.
Cómo ayudar
Ada Verónica vive actualmente en la calle Altos Hornos 2 #709, entre 23 de marzo y Sidermex, en la colonia Praderas 1er sector, en Monclova. Si deseas apoyar, puedes comunicarte al 866 279 3336.
Su historia no solo refleja una tragedia personal, sino también una falla en el sistema que debería proteger a quienes más lo necesitan. La vida de Ada Verónica cambió por completo, no solo por una enfermedad, sino por el olvido institucional que aún hoy, sigue cobrándole factura.