Oscar Danilo Gómez salió de Nicaragua y vivió en Estados Unidos. Se movió a Monclova, donde con gran talento se gana la vida en las calles haciendo dibujos, pinturas y restaurando obras
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
El dibujante, pintor y restaurador de obras nicaragüense Óscar Danilo Gómez González, de 40 años de edad llegó a Monclova en noviembre de 2024, no en busca del ‘sueño americano’ el cual define como pesadilla, sino de una oportunidad de vida, estabilidad y desarrollo personal a través del arte.
En la esquina de V. Carranza y Guerrero al exterior de una tienda departamental, el artista monta en la banqueta su estudio, y con humildad dice que hace un poco de todo, mientras enumera sus habilidades; caricaturas, retratos, arte plástico, restauración de pinturas, resina, óleo, y acuarela.
Aunque vive solo, no está solo porque su motivación más grande tiene nombre; Nicole, ella es su hija de apenas tres meses de edad, a quien llama con ternura “mi adoración”, la bebé vive con su madre, Itzel, en la colonia Miravalle, a quien conoció hace tres años en Monterrey
El centroamericano rechaza la idea de regresar a Estados Unidos, donde vivió una amarga experiencia en Albany, Nueva York, haciendo trabajos similares pero sin el mismo sentido de pertenencia, dice que México es muy grande, y Monclova es un lugar idóneo para desarrollar sus habilidades.
No obstante, su situación migratoria sigue siendo incierta, “no tengo quien me apoye en ese tema, pero no pierdo la esperanza de obtener mi residencia legal”, comenta el nicaragüense haciendo trazos a lápiz que finalmente se transforma en un retrato de Andrés Manuel López Obrador, mientras espera que transeúntes le soliciten algún trabajo.
A pesar de las dificultades, agradece el respaldo que ha recibido de las autoridades municipales de Monclova, quienes le han dado la oportunidad de continuar con su trabajo artístico, el cual representa su única fuente de ingresos para pagar su renta y colaborar en la manutención de su hija.
Aseguró que lo único que anhela en temas legales es obtener su residencia y ciudadanía mexicana, pero reiteró que no tiene quien le apoye, “me gusta la legalidad, por eso tramité y obtuve el gafete del municipio que me autoriza trabajar en la vía pública”.