El grupo de aventureros ha recorrido con entusiasmo desiertos, sierras, zonas inhóspitas y cuevas de Coahuila en busca de fósiles, restos de dinosaurios y pinturas rupestres
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Desde hace casi tres décadas un grupo de aventureros apasionados por la historia natural, ha recorrido con entusiasmo los desiertos, sierras, zonas inhóspitas, y cuevas de Coahuila en busca de fósiles, pinturas rupestres, restos de dinosaurios y vestigios de culturas antiguas.
Liderados por Willem Veltman, un ingeniero geofísico originario de Holanda que hace 35 años llegó a Monclova para quedarse, el grupo de exploradores conformado por Juan Latapí, Luis Alfonso Valdez, Alberto González, Paco Rocha, Arnoldo Bermea, entre otros, han dejado una valiosa huella con aportaciones de sus descubrimientos al Museo Coahuila- Texas, y Museo del Desierto.
“Me integré al grupo en 1997, nos juntábamos cada miércoles en una salita del Museo Coahuila y Texas para compartir hallazgos y montar exposiciones”, recuerda Veltman con voz tranquila pero emocionada, la agrupación está robustecida con su registro legal como asociación civil.
Ellos han aportado su tiempo, esfuerzo y recursos para la documentación y preservación de piezas como fósiles, flechas indígenas, grabados y minerales, las piezas significativas han sido entregadas al Museo Coahuila y Texas para su resguardo, otras incluso, añade Willem Veltman, ayudaron a conformar la colección inicial del Museo del Desierto en Saltillo.
“Cuando arrancó el museo en Saltillo, no tenían casi nada, nosotros prestamos casi la mitad de lo que estaba en Monclova durante un año y medio, para que pudieran iniciar su colección”, narra Willem, recordando cómo parte del legado de sus expediciones sirvió para enriquecer a otras instituciones.
Los exploradores han recorrido zonas como Cuatro Ciénegas, Ocampo, Candela, Paredón, Ramos Arizpe, Boquillas del Carmen, cerca del Big Bend en Estados Unidos, las expediciones varían según el objetivo: pinturas rupestres, grabados en roca, huesos de dinosaurios o cristales minerales.
Depende de lo que busques, aclara, ‘si es arte rupestre, nos vamos rumbo a Saltillo, en cambio para fósiles, Cuatro Ciénegas es lo idóneo”, explica el originario de Países Bajos con un perfecto dominio del idioma español, llegó a trabajar en Monclova a inicios de los años noventa y aquí se quedó.
Veltman subraya que más allá de los hallazgos, lo esencial es el compañerismo, “a veces no encontramos nada, pero lo mejor era la convivencia con una buena discada, una botella de tequila en la sierra y mucha camaradería”.
El grupo mantiene un profundo respeto por el contexto histórico de los objetos encontrados porque las puntas de flecha tratan de dejarlas donde estaban, otras su destino es el museo oficial, añade que hay objetos que realmente no deberían ser movidos de su lugar.
A lo largo de los años, han formado amistad con familias ejidales que en muchas ocasiones les han servido de guías, “siempre les llevamos algo, ropa, comida para dejarles, es parte de nuestro compromiso con la gente del desierto.”
Las aventuras no están exentas de riesgos en caminatas por la sierra con encuentros con serpientes, la posibilidad de averías de la camioneta en medio del desierto o incluso perderse han sido parte del viaje, asegura que en una ocasión se les extravió el conocido historiador Ramón Bosque.
“Una vez en Boquillas del Carmen, Ramón Bosque fue al baño y no regresaba, lo extrañamos, lo buscamos y lo encontramos una hora después, estaba desorientado”, recuerda el aventurero que en las exploraciones descubrió su gran pasatiempo.
El holandés dice que las recomendaciones son claras; no ir solo, llevar siempre dos vehículos, abundante agua, estuche de primeros auxilios, y estar atentos a la topografía y fauna local, de la fauna mencionó que los ositos negros son tímidos, se van corriendo cuando ven gente.
Pese a las contribuciones al Museo Coahuila y Texas, Veltman lamenta que la pequeña sala que tenían para exhibir sus hallazgos haya sido cerrada, dijo que desconocen dónde están sus piezas, muy probablemente almacenadas en cajas en algún lado.
Los aventureros siguen adelante con sus exploraciones, sabiendo que el desierto todavía guarda muchos secretos por revelar, con 38 años de historia como asociación y dejando huella en el pasado de Coahuila, pieza por pieza, historia por historia.
Esta pasión no es para todos, concluye Willem Veltman, hay que aguantar dos días en la sierra sin bañarse, volver todo blanco de tierra, pero felices, el tiempo que más hemos permanecido en campamento son tres días y dos noches en el desierto de Ocampo.
NOTA: A nombre de LA PRENSA DE COAHUILA, agradecemos al grupo Arqueosaurios por haber compartido sus conocimientos y aventuras a través de nuestro diario, a lo largo de 3 años, domingo a domingo. Este reportaje es un reconocimiento a su trabajo.