El amor de 30 parejas quedó oficialmente sellado con el matrimonio en el Cereso No. 3 de Cadereyta
Por Staff/Agencia Reforma
La Prensa
NUEVO LEÓN.- Un evento sin precedentes en el Estado se realizó ayer: 30 hombres privados de la libertad se casaron, pero 15 de ellos lo hicieron con mujeres actualmente internas en el Cereso femenil, que fueron trasladadas a Cadereyta para contraer nupcias.
Las mujeres ingresaron al salón de eventos del penal vestidas de novia para encontrarse con su amado.
Los otros 15 hombres se casaron con mujeres que están en libertad.
En la historia de los centros penitenciarios del Estado sí ha habido bodas colectivas, pero de varones internos que se casan con mujeres que están afuera del Cereso.
Este evento se logró gracias al trabajo de Mercedes Jaime de Fernández, voluntaria vicentina que desde hace cuatro décadas ha trabajado para liberar a personas inocentes y a quienes cometieron delitos menores.
“Es la primera vez en 40 años que del Cereso femenil me piden bodas, increíble, pero cierto”, dice doña Meche. “No había sucedido que nos pidieran que el interno tuviera a su pareja también internada y quisieran casarse”.
La ilusión y felicidad que esto genera en las parejas la motiva, añade, y la esperanza de que este matrimonio les traiga un nuevo ideal para luchar y salir adelante.
Con ayuda de organizaciones civiles, doña Meche gestionó los trámites legales necesarios, estudios médicos, vestimenta para los novios que no tenían. El restaurante Pangea, de San Pedro, donó el banquete para la celebración.
Esto además de las facilidades que otorgaron las autoridades penitenciarias para volver este sueño realidad.
Ahora, ya casados, las parejas tienen derecho a una visita conyugal una vez al mes. Cuando ambos están internos, las mujeres del Cereso femenil son trasladadas al de Cadereyta.