Con entusiasmo, niños que asistieron al “Lobos Camp 2025” practicaron actividades deportivas, artísticas y científicas, y se llevaron a casa memorables experiencias del campamento en FIME
Por Iván Villarreal
La Prensa
El Lobos Camp 2025 de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) llegó a su fin, dejando un legado de sonrisas, nuevas habilidades y amistades entre los niños de la región centro de Coahuila. Durante dos semanas, los pequeños talleristas, cariñosamente llamados “pequeños lobos”, transformaron sus temores iniciales en entusiasmo, aprendiendo de manera divertida a través de actividades deportivas, artísticas y científicas en las instalaciones de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) en Monclova. Este reportaje explora cómo los niños vivieron esta experiencia única, destacando sus logros y las lecciones que llevarán consigo.
EL PODER DE LA DANZA
Para muchos niños, ingresar a un entorno desconocido como una universidad puede ser intimidante, pero el Lobos Camp 2025 demostró que la diversión y el apoyo pueden transformar esa experiencia. Las hermanitas Pilly Carolina y María Renée, por ejemplo, encontraron en la danza un espacio para brillar. Pili, quien al principio sintió miedo, relató con una sonrisa: “Después que me apapacharon, hice el baile muy bien. Mi amiga baila eso y por eso me gustó”.
Por su parte, María Renée se inspiró en su abuelita, quien también bailaba: “Quise hacerlo y me gustó”. Ambas pequeñas combinaron su pasión por la danza con talleres de nutrición, demostrando que el aprendizaje puede ser tan variado como divertido.
Otra participante, Monserrat, de la escuela Venustiano Carranza, compartió su experiencia en danza folclórica: “Al principio se me hacía difícil, pero luego se me facilitó y me gustó por los vestidos y los bailes”. Monserrat, quien también participó en el taller de Ciencia Divertida, expresó su sueño de convertirse en maestra, mostrando cómo el campamento no solo fomenta habilidades, sino también aspiraciones a futuro.
TALENTO SIN LÍMITES
En el ámbito deportivo, el Lobos Camp 2025 fue un escenario para que los niños descubrieran que el talento no tiene tamaño. Oscar, un pequeño del primer año de la escuela Adolfo López Mateos, se convirtió en la estrella del equipo de básquetbol. A pesar de ser el más pequeño, su agilidad le permitió escurrirse entre sus compañeros más altos y convertirse en el máximo anotador. “Escogí el básquetbol porque es divertido”, comentó Oscar, quien atribuyó su éxito a la práctica y al disfrute del juego. Con un saludo a su familia y su amigo Kevin, este pequeño lobo demostró que la determinación y la diversión van de la mano.
Las actividades deportivas no solo promovieron habilidades físicas, sino también valores como el trabajo en equipo y la perseverancia, que los niños aplicaron tanto en la cancha como en su día a día.
UN ESPACIO PARA CRECER
El Lobos Camp 2025 logró algo que en la era digital es un gran desafío: alejar a los niños de los celulares, la televisión y los videojuegos para sumergirlos en un mundo de creatividad y aprendizaje activo. Durante dos semanas, pequeños de diversas escuelas de la región centro de Coahuila se reunieron para explorar sus talentos en talleres que abarcaron desde danza y deportes hasta ciencia y programación. Este enfoque integral permitió a los participantes desarrollar habilidades físicas, artísticas y cognitivas, todo mientras se divertían.
Monserrat, por ejemplo, destacó cómo el taller de Ciencia Divertida complementó su experiencia en danza folclórica, abriendo su mente a nuevas posibilidades. Este tipo de actividades no solo fomenta la creatividad, sino que también enseña a los niños a enfrentar retos con confianza y a disfrutar del proceso de aprendizaje.
VERANO PARA RECORDAR
El Lobos Camp 2025 no fue solo un curso de verano; fue una experiencia transformadora que dejó huella en los corazones de los pequeños lobos y sus familias. Como expresó un organizador, “solo se es niño una vez en la vida, y estos son los momentos que atesoraremos como los más bellos”. Los niños salieron del campamento con nuevas amistades, mayor confianza y habilidades que los acompañarán en su crecimiento.
La clausura del campamento, marcada por exhibiciones de talento y palabras de agradecimiento, reflejó el impacto de esta iniciativa de la UAdeC. Los pequeños lobos, con su entusiasmo y valentía, demostraron que el aprendizaje puede ser una aventura llena de alegría. Mientras Monclova espera con ansias el Lobos Camp 2026, los niños de esta edición llevan consigo recuerdos imborrables y la certeza de que, en la manada, siempre encontrarán un lugar para brillar.
