
Habla de Diego como un padre de un hijo. Razones hay de sobra: pulió su físico para una actuación sobresaliente en México 1986 y posteriormente lo apoyó como director técnico en Sudáfrica 2010.
Fernando Signorini hace una pausa en la llamada. Todavía no digiere la muerte de Diego Armando Maradona.
“Diego en 50 años, será 10 veces mejor de lo que fue porque la nostalgia le echa levadura al mérito, pero lo cierto es que si todavía sabemos de Platón y Aristóteles, y han pasado 2 mil 800 años, y en aquel entonces no había redes, diario, teléfono; de Diego se hablará hasta el último sol, y para eso seguramente pasarán varios milenios”, dijo Signorini a CANCHA.
“Diego es mucho más porque el futbol es pasión del mundo entero. Creo que lo hecho por Diego en el Mundial de México en el 86 lo convierte en el deportista más aclamado y admirado, porque el ser una superestrella del futbol es un milagro, es muy complejo, porque más allá de que Michael Jordan, Tiger Woods, o Roger Federer han sido otros grandes, aquí se juegan en otras dimensiones, se juega con barro, agua, viento, lluvia, despierta en la gente un sentido de pertenencia y una pasión que muchas veces es incontrolable, y se juega con los pies”, evaluó.
Para Signorini, Maradona es una leyenda y ejemplo de superación.
“El legado se refiere al hecho de que él ha sido un chico que salió de condiciones muy humildes, y gracias a su talento con el tiempo pudo transformarse en una especie de bandera, en un reivindicador de los que menos tienen. Para los deportistas (es un ejemplo) por su amor al deporte, su obsesiva manera de llegar a jugar de la mejor forma posible, y no rendirse nunca ante el desaliento. Pero a mí, el Diego que más me agrada es el que nunca renunció en defender su condición de clase”, comentó Signorini.
“Él cayó en las tentaciones dionisiacas que el sistema propone, y a quién no le gusta todo eso, y él sucumbió, inclusive para los que estudian en Harvard y Cambridge es muy difícil no sucumbir, imagínate para un chico que nace en tales condiciones. Pero ése era Maradona, por eso yo alguna vez dije que con Diego iba hasta el fin del mundo, y con Maradona no iba ni a tomar ni un café. Pero él me respondió, y tenía razón: ‘si no hubiera sido por Maradona, yo seguiría en Villa Fiorito'”, agregó.
Signorini fue preparador físico de Diego en el Barcelona, Napoli, Sevilla y la Albiceleste, mientras que como parte de su cuerpo técnico con la Selección Argentina de 2008 a 2010.
Su mejor recuerdo
Fernando Signorini cuenta su mejor momento con Maradona, el que no fue en México 1986.
“Yo siempre recuerdo esos momentos que pasamos en Santa Rosa en la capital de la provincia de La Pampa en medio del monte para la preparación del Mundial del 94. Lo recuerdo con mucho cariño porque él se estaba preparando para jugar su cuarto Mundial, pero había dejado el futbol durante un tiempo, luego volvió tentado para ayudar a la Selección a clasificar en la eliminatoria en el juego de Repechaje contra Australia, además ya padecía los efectos de su adicción (a las drogas), y esos días fueron realmente maravillosos, de introspección, de diálogos.
“Los recuerdo con mucha ternura porque fueron días que si hubo algo que reinó fue la ternura con la presencia de su padre y unos 3 amigos, era un grupo muy pequeño, todos tratando de ayudarlo a jugar el Mundial”, precisó el argentino.
Revolucionó su vida
Hasta antes de que Diego Maradona le propusiera en 1984 a Fernando Signorini ser su preparador físico personal, su vida transcurría de manera tranquila. Por lo cual hay un antes y un después en su trayectoria profesional y en la parte humana.
“Fue un privilegio, fue alguien que me salvó de tener una vida monótona, aburrida, opaca, y él la transformó en una vida luminosa, maravillosa porque gracias a él pude conocer más de 40 países en el mundo y de tener amigos maravillosos, él fue el culpable de que yo tuviera una vida que ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado”, dijo Signorini.
“(Conocer a) Fidel Castro fue el principal, pero además de la política también conocí a personajes del arte como Joan Manuel Serrat y Eduardo Galeano, realmente ha sido una vida que a veces me pellizco para preguntarme si habrá sido cierto”.