Fue llevada junto a su cortejo fúnebre a las puertas del lugar, donde ella era parte de la porra, siguiendo a la Novena de Acero a sus giras por el país
Oscar Ballesteros
La Prensa
Un último adiós a lo que fue uno de sus lugares más tuvo Yessica Valdez, conocida como Yazz, aficionada «de hueso colorado» a los Acereros de Monclova tras ser llevada junto a su cortejo funerario a las puertas del estadio de este equipo; con 37 años y tras distintas complicaciones de salud, la fanática al beisbol falleció durante este fin de semana.
Desde que tuvo uso de razón — recuerda su padre, Elpidio Valdez Hernández — fue aficionada al béisbol, pero cercano a hace 7 años fue que decidió unirse a la porra del equipo monclovense y no hubo momento en que volviera a apartarse, siguiendo a la Novena de Acero a sus giras a lo largo del país, mostrando su apoyo incondicional.
Esto la llevó a acercarse a figuras del equipo como Ricardo Sáenz con quien llegó a platicar como una amistad o recientemente Chris Cárter, bateador destacado de la Furia Azul y sobre todo a poder tener de cerca a su ídolo, Héctor Garanzuay, un monclovense exitoso en el cuadro de su ciudad.
“Iba a las giras, les conseguían boletos a ellas y sus amigas, andaban varias en las porras de los Acereros, iban a monterrey, México, Torreón (…) estuvo ella y otra hija que también falleció, junto a su tía también, era de familia; ya tenía como unos 7 años y tenía muchos conocidos, peloteros, platicaba mucho con Ricardo Sainz, Héctor Garanzuay que era su ídolo, Cárter cuando estuvo” explicó el padre
Recientemente sufrió problemas de salud constantes, al punto de estar internada en el hospital Amparo Pape de Benavides, en donde logró salir, pero a su recaída ya no logró sobrevivir, dejando así un hueco en la afición de Acereros a quienes acompañó de manera indiscriminada durante sus triunfos y derrotas, disfrutando de vivir la historia del equipo local.
Por ello, familiares y amigos no dudaron el lugar para dar el último adiós a ‘Yazz’, pues fue en el estadio de los Aceros en donde disfrutaba la vida y donde deberían despedirla, siendo esta la última ocasión en que estaría cerca de la casa de quien fuera su pasión durante sus últimos años.