“Me dijeron; hay que ir a Monclova entre advertencias de que no resistiría el intenso calor, me vine, esta ciudad me atrapó y me quedé”, expresa Juan Latapí, nacido en la Ciudad de México
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
En el entonces Distrito Federal, hace casi medio siglo, un joven recién contratado en AHMSA recibió una orden que cambiaría su vida para siempre, los jefes citaron a Juan Latapí en las oficinas generales para notificarle que debía viajar a Monclova por un par de meses a colaborar en un proyecto de Comunicación Social.
Aquella decisión tomada en 1977 parecía pasajera, pero a 48 años de distancia desde que llegó, nunca volvió a la capital del país a residir y adoptó a Monclova como su hogar definitivo, recuerda que apenas 10 días después de ser contratado, la administración entonces paraestatal le ordenó trasladarse a esta ciudad.
“Ya soy de aquí, renuncié a la ciudad de donde era, aquella ocasión me dijeron; hay que ir a Monclova entre advertencias de que no resistiría el intenso calor, me vine, esta ciudad me atrapó y me quedé”, relata con humor el caricaturista, comunicador, serigrafista, restaurantero, columnista y autor de cinco libros.
En su más reciente trabajo el Pequeño Monclova Ilustrado, retrata con ingenio el humor monclovense, Latapí dice que es una recopilación de expresiones, personajes y costumbres que solo se entienden en esta ciudad, en el libro divulga la identidad local con textos y dibujos.
Juan Latapí recuerda también su paso por AHMSA; “llegué aquí en 1977 y empezamos a armar el departamento de Comunicación Social, en 1991 hubo un cambio de administración, llegó gente de otro nivel y todo ya se encarriló hasta lo último”, dice, en alusión a la transición de la siderúrgica del sector público al privado.
Pero lo que más destaca en su memoria no son solo los cambios empresariales, sino los sociales, explica que en los años setenta y ochenta la gente de Monclova era muchísimo más amable, solidaria y empática a diferencia de hoy en que predomina el individualismo, y que en lugar de coincidencias, se buscan diferencias.
“En 1989, cuando inició el gran reajuste en AHMSA previo a la privatización, todo Monclova se unió desde cámaras empresariales, partidos políticos, la sociedad civil, hubo cohesión en la huelga de la Siderúrgica II a favor de los trabajadores, hoy hay menos empatía hasta entre vecinos”, lamentó.
Después de casi medio siglo desde que llegó a Monclova para quedarse definitivamente, Juan Latapí también es analista del entorno socio cultural de esta ciudad en editoriales en medios impresos y electrónicos.