Rosemberg “O” de 71 años bailó con todas las mujeres del bar “El Dorado” y puso a sudar a los policías que lo persiguieron por calles de la colonia Primero de Mayo
Manolo Acosta
LA PRENSA
Después de bailar con todas las meseras y servirse con cuchara grande, un parroquiano se negó a pagar lo consumido dentro del bar “El Dorado”, ayer por la medianoche, causando sorpresa entre asistentes, pues nadie imaginaba que aquella alegre velada terminaría con una persecución policiaca.
El protagonista fue Rosenberg “O”, un hombre de 71 años que, pese a su edad, demostró condición física que ya quisieran muchos veinteañeros, él desde temprano llegó al establecimiento ubicado en Boulevard Harold R. Pape casi esquina con Zaragoza, donde gastó parte de su pensión en cumbias.
Conforme avanzaban las horas y el efectivo se agotaba, Rosenberg buscaba seguir bailando, diciéndole a una mujer que pronto le pagaba, aunque nunca cumplió. Entre risas y pasos desacompasados, pedía más cervezas para recargar energías, asegurando que el ritmo lo estaba cansando, pero no pensaba abandonar la pista.
Cerca de la medianoche, como si fuera cuento de hadas, el septuagenario decidió huir corriendo, temiendo quizá que se terminara su embrujo de baile, pero un mesero al verlo escapar sin pagar, emprendió la persecución, mientras daba aviso a la policía que se unió para impedir la fuga.
Sorprendentemente, Rosenberg corrió varias cuadras con la ligereza de un atleta, enfilándose hacia las colonias Primero de Mayo para intentar despistar a quienes lo seguían, pero los oficiales municipales finalmente lograron alcanzarlo.
Al final de cuentas, el hombre no pagó ni un peso de lo consumido, dejando cuentas pendientes con el bar y las meseras, eso sí, terminó la velada en otra pista diferente: tras las rejas de la comandancia, donde cerró su noche entre chistes, comentarios y carcajadas generales.